31 mayo 2010

UN DIA COMO HOY

un día parecido,
en la inclemencia,
abría este blog,
para mi sola;
y llegaron,de
a poco,las visitas
interesantes,
y hoy estoy
de aniversario, 
con poetas,
variados y
excelentes,
cuando solo
creí,que
nada, podría suceder!
SALUDOS
a quienes
aún no conocen,
y a quien conoce
el todo de la nada!
lidia-la escriba       para los que pasan,los que están y los que huyeron!
http://www.deloquenosehabla.blogspot.com

30 mayo 2010

EL GARANTE

alguien siempre,
resulta ser
el garante de tu vida,
de tu casa, de tus bienes,
alguien siempre,
el garante,
pide referencias de tu vida,
de tu casa y de tus bienes,
no sea cuestión de hacerse cargo
de varias cosas:tomarse de las manos,
bajo una bóveda,
azul índigo,
caminando despacio, con aquella
sonrisa permanente,
que te procura el garante 
de tu vida;
una especie de playa, arenosa,
desembarco de antiguas
guerras, el sol en el atardecer
y las palmeras...
oh las palmeras,y estas
dentro de una publicidad,
mórbida,anodina,superficial
que te brinda el garante;
el garante dirá:hoy a
copular, hay que hacer niños,
el futuro de la vida,
y oh sorpresa,
embarazada estas y 
corriendo escaleras abajo,
donde mora alguien,
buscas la puerta de salida
y hay globos rojos,
que vuelan en tu calle
y oh una música de
jazz que oh el garante
te ha servido;
el garante te ofrece
las mas bella vida,
el mejor paseos
en el viejo continente,
o porque no en México,
costa este?
el garante a cambio de
ser lo,por todo lo que has recibido,
cual mefisto del fausto,
se llevará tu corazón,
tus entrañas,tu vida...
entonces, cuida por una vez,
quien puede ser tu garante
en esta vida,
ya que acecha, por ahí,
interesado,
el garante,perverso
de la existencia
vacía, solo con estrellitas
de colores vanos
y un bolero-por ahí-muy
melancólico, que estará
rugiendo en tus 
heridas,el resto de tu vida
y el garante!
lidia-la escriba
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Fué

Siempre quise ser aquel que creara tu mundo
siempre quise ser aquel que sostuviera tus cielos
siempre quise ser  aquel que lapiz de color en mano dibujara en tus labios esa sonrisa.

Pedí a los cielos por tu felicidad,
pedí a la vida me diera la entereza y la paciencia para esperarte,
pedí a mi ser atesorar en silencio todo lo que mi alma quería gritar al viento.

Nunca exigí tenerte en mis brazos
nunca te pedi un beso
nunca añoré el que me dejaras amarte, aún sabiendo que mi mundo se partía en dos

Ya no puedo ser el que cree tu mundo
ya no puedo ser el altral que sostenga tus cielos
ya no puedo ser el dibujante de tu sonrisa
ya no puedo pedir por tu felicidad
ya no existen en mi la paciencia ni la entereza...
ya no te espero
ya el viento se llevó mis plegarias que mi alma albergaba para ti
ya no tengo mundo... se ha hecho añicos.

He de recoger lo poco que queda de mí.
no te culpo por algo de lo que no eres artífice
simplemente te quise.. y de eso el culpable soy yo
no lo hago con tristeza, lo hago con alegría
pues es el mejor regalo que me dió la vida, el poderte querer.

29 mayo 2010

LAS HORAS (Dôkujin )






LAS HORAS (dôkujin)


I
La noche trémula
exquisito silencio
mirada quieta

II
Los verdes leños
ayer de madrugada
brasas de luz

III
Amanecer
con bruma pegajosa
de cerrazones

IV
Desenfocada
por tremenda tormenta
savia divina

V
 ¿La golondrina?
jardines perfumados
entre violetas

VI
En grupa el viento
tembloroso rocío
ronda de brisa

VII
Constelaciones
cúpula luminosa
por marinera.











AMALIA LATEANO


CANCION PARA UNA LIBERTAD

 tengo una gota de miel
entre los labios
y en la mano una flor sin madurar,
mi miel es un fusil
de azúcar y cristal,
mi rosa una espada
de agua y de metal;
mi hambre de siglos,
mi sangre de color,
mi frente un collar
de azucenas y balines,
no me llames nunca,
´porque no tengo nombre
si me quieres llamar
llámame libertad,
si me quieres llamar
llámame LIBERTAD!
lidia-la escriba
http://www.deloquenosehabla.blogspot.com

22 mayo 2010

cholo soy - luis abanto morales

"Un buen salvaje" (Un cuento de 1940 palabras)


—¡Sólo tengo 55 años! —protestaba Edward—. ¡No soy ningún viejo!

No estaba contento ante la perspectiva de una vida ociosa. Convertir una empresa familiar en una multinacional con valores bursátiles le había costado buena parte de su vida; y, ahora, la junta rectora le destituía. Estaba deprimido.

Tenía tres hijos que se habían independizado años atrás, que vivían sus vidas felizmente, y varios nietos que esforzaba en visitar a menudo. Pero su vida de jubilado no era tan maravillosa como había imaginado: experimentaba un enorme vacío que la familia no rellenaba.

Su esposa, tras décadas de abandono conyugal se había refugiado a los cuidados corporales en centros de belleza. Si no era por un tratamiento especial era por fitnes, clases de natación o tenis, complementados por saunas y masajes. Agnes siempre tenía completa la agenda de la semana, excepto los domingos, que era el día tradicional en el que su marido se hacía visible en casa.

Ahora, que ella ya era una mujer madura de casi cincuenta años, ya no le era posible renunciar a sus rutinas diarias. No, porque sino sus aparentes treinta y muchos se resentirían y todo un modo de vida acabaría por venirse abajo.

—Siempre has querido viajar… ¡conocer otras culturas! Toma —Agnes ofreció un billete de avión—. ¡Esta es tu oportunidad!

—¿Tú no vienes?

—Ya sabes que esas aventuras en el tercer mundo, con mosquitos como elefantes y sin inodoros, no va mucho conmigo.

Se acercó hasta Edward y le besó la frente.

—Desde luego que no eres ningún viejo… ¿Cuántos jubilados achacosos, de esos de manta y garrota, van de safari por África? Tómalo, te lo mereces.

Y deseó de todo corazón que en esas exóticas tierras encontrara aquello que colmara el corazón de su marido, para que regresara al hogar con alegría en los ojos y con ganas de levantarse por las mañanas.

Edward aceptó el viaje como un premio de consolación, con reticencias. “¿Ves como si eres un viejo gruñón?”, pensó Edward mientras buscaba las maletas. Aún refunfuñaba cuando contemplaba, desde la ventanilla de la avioneta, el verdor insuperable de la flora de los trópicos que se extendía bajo su vista.

Y cuando uno de los motores carraspeaba, como si se hubiera tragado un bicho demasiado gordo, Edward no dejó de refunfuñar. “Si ya lo sabía: Agnes me ha comprado el safari más barato… Esto era de esperar”, sin sospechar lo peligroso de la situación.

La avioneta se precipita hacia la espesura de la selva. Un crujido advirtió que una de las alas se quedó atrás en el primer impacto contra un árbol. El campo de visión de Edwards tiembla durante unos segundos en los que cientos de hojas verdes parecen flotar dentro de la avioneta… “Como si a falta de confeti, la selva nos diera la bienvenida a su manera”, pensó sin refunfuñar hasta que un tremendo impacto deshizo prácticamente el resto del fuselaje, y del estado de “shock” pasó a la inconsciencia.

El aullido escandaloso de unos monos despertó a Edward. Le dolía la cabeza y tenía una pierna rota, por lo demás estaba bien. No tenía ningún órgano vital dañado.

—Hola, ¿hay alguien? —gritó esperando que alguno de los pasajeros y el piloto hubieran sobrevivido al accidente, esperando ayuda en realidad.

No obtuvo respuesta. Se arrastró por los alrededores, esperando encontrar algo que le fuera de utilidad para sobrevivir en un entorno hostil. Algo como una botella de agua o… —un rugido agudo hizo callar a los monos— un rifle.

Era de esperar, la carne fresca no es carroña y atrae a todo tipo de animales. ¿Cómo no fue consciente antes de que era el único que estaba entero? Un segundo rugido, más próximo, sacó a Edward de su ensimismamiento. “¡Por todos los santos! Si iba a un safari, ¿dónde están las armas?”.

Entre los restos del avión, medio ocultos por ramas y hojas, no encontró nada mejor que un trozo de chatarra, todavía caliente, con el que defenderse. Alzó su arma dibujando círculos en el aire, sabía que una bestia acechaba en la espesura.

Era una ironía; él, que estaba de cacería, estaba dispuesto a vender caro su piel. Un zarpazo fulminante desarmó a Edward, a continuación una pantera rugió a menos dos palmos de su rostro, mostrando unos colmillos perfectos.

Edward sintió su aliento caliente, como si su boca fuera un lugar acogedor, y se estremeció no porque fuera a morir, sino por el verdor salvaje que la bestia parecía desprender de los ojos. África era así, bella y cruel.

—¡Ungo wele yuyu! —gritaba un autóctono semidesnudo, surgiendo de entre las hojas como un Apolo de mármol negro.

—¡Ungo wele yuyu! —insistió el cazador blandiendo una lanza sobre el animal.

La pantera rugió una última vez antes de desaparecer en el follaje, y Edward perdió de nuevo el conocimiento. Demasiadas emociones fuertes incluso para un inglés. De hecho, la inconsciencia resultó un estado de gracia del que prefería no salir.

Sí, porque ¿qué tiene de hermoso sentir unos ojos ocultos tras una horrenda máscara a pocos centímetros de tu cara? O sufrir un dolor en la pierna como si unos caníbales se la estuvieran comiendo; o sentir la fiebre por alguna herida infectada, o por la malaria, y en el delirio creyeras que te hacen tragar bebidas amargas para envenenarte, o para adobar tus intestinos para que tengan mejor sabor…

Una mañana, Edward despertó sin sudor en el rostro, muy débil, pero sin dolor en la pierna. ¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía, sólo recordaba vagamente unos sueños inquietantes en los que se unía místicamente a la fiera que no pudo devorarle y se hermanaba con su salvador.

Inquietantes porque no podía asegurar con exactitud en qué medida habían sido sueños. Pero ahora, que era capaz de mantenerse de pie, como si nunca hubiera sufrido un accidente de avión, dudaba. Y dudaba más aún cuando su salvador entró en la choza y al verle en pie le abrazó con alegría.

¡La tribu le recibía como a uno más! Y lo celebraron con música y danzas. En las comidas comunales donde nunca faltaba de nada, mientras la gente comía y bebía, Edward fue seducido por las jóvenes más hermosas de la tribu.

Era una práctica común, y aunque vivían en familias, durante las fiestas se buscaban nuevos compañeros sexuales que luego olvidaban cuando se acababan los festejos. Obtuvo los orgasmos más intensos de su vida. Los mejores… Nada que ver con la cronometrada gimnasia que empleaba para gozar de los favores de una dama inglesa. Ya se sabe, la temperatura del agua debe estar a punto de ebullición, a 99 grados exactamente, para que el té sea óptimo. Y en la cama… oh, en la cama. En la cama son precisos de diez minutos completos de prolegómenos, transcurridos los cuales entonces se procede a la penetración. Ni antes ni después. Diez minutos exactos. Esas mujeres nativas no sabían nada de relojes, tomaban lo que querían cuando querían.

Permaneció un tiempo hasta que estuviera plenamente restablecido, más del debido, engañando una férrea y oxidada moral británica con las frivolidades de la selva, con una humedad que no podía disfrutar en su amada Inglaterra.

Aunque tenía todo lo que pudiera desear, reconocimiento social incluido, su viejo corazón civilizado lloraba por lo que no vivía. Convenció a la tribu que ese no era su sitio, que debía regresar a pesar de la inmensa gratitud que sentía por ellos.

Una mañana, el cazador que había ahuyentado a la pantera se presentó en la choza de Edward. Portaba provisiones para una larga travesía, sólo para dos hombres. La tribu velaba todavía por él, incluso en su última travesía por la selva.

—Vente conmigo —gesticuló Edward.

La gratitud provocaba el deseo de que conociera un mundo con horizontes más amplios, que disfrutara con las bondades de la vida civilizada. Deseaba educarle personalmente. ¡Sería como su hijo adoptivo!

Tras negar con la cabeza repetidas veces, el salvaje acabó aceptando la invitación. En definitiva, no podía abandonarle a su suerte; ni siquiera en su mundo. No un hombre que no sabe enfrentarse a una pantera.

Edward experimentó una nueva alegría de vivir. “Debo buscar un nombre apropiado para él y empezar a enseñarle algo de vocabulario”, pensó en esos días que transcurrieron hasta que contactaron con una expedición de hombres blancos.

Pocos días después llegaron a Inglaterra. Edward disfrutaba de un gin tónic en la tumbona de madera de teca en un jardín de amplios parterres verdes. Su casa. El africano, a su lado, no comprendía qué placer era ese de estar tumbado mirando al sol. Le llamó Emilio, en honor a su filósofo preferido, Rousseau, y su “buen salvaje”.

—No, Emilio. Tú, no —explicaba su tutor.

Quería beber un gin tónic.

No deseaba corromper la inocencia de ese espíritu virginal, pero como sabía que la curiosidad era más fuerte le dejó probar. Emilio probó un sorbo que inmediatamente escupió.

—¡Veneno! ¡Veneno! —Gritó vaciando el vaso de su tutor.

—Sí, tienes razón, Emilio. Es mejor beber lo mismo que tú: agua… ¡pura y cristalina!, como la que pocas veces se encuentra en la selva.

Y llenó dos vasos de agua de una jarra en la que flotaban unos cubitos de hielo. Ofreció uno a Emilio… ¿Quién estaba aprendiendo de quién? Edward sacudió la cabeza.

Lo educó con paciencia y satisfacción, pues Emilio era un alumno aventajado, de gran inteligencia natural y de asombrosa curiosidad.

—Tu esposa necesita bebedizo —afirmó Emilio un día.

Su tutor no comprendía a que se refería. Pero en ese momento llegó Agnes del centro deportivo, claramente disgustada por una extraña rivalidad con una compañera por un monitor de tenis. Emilio interrumpió unas largas explicaciones que nadie había pedido.

—Lo huelo. Lo huelo. Lo necesita. Tienes que dárselo.

—¿Qué está diciendo, querido?

—Sinceramente, no lo sé.

Emilio se la llevó al salón, Agnes pataleaba divertida entre risitas. En el sofá, Emilio le arrancó la ropa y se desprendió la suya.

—¡Socorro! ¡Tu salvaje me va a violar!

—¡Tú necesitar, yo dar! —Respondió Emilio.

—¡Ahhhh! —gritó Agnes revolviéndose. Fue un grito más de sorpresa que de dolor.

—¡Yo dar! ¡Yo dar!

—¡Edward, tu salvaje... ah...ah...!

—Yo no puedo ver esto.

Se escondió detrás de la puerta del salón, con las manos en los oídos. Los gemidos de su esposa eran claramente de placer, de un intensísimo placer sexual, que probablemente ninguno de sus monitores de tenis habían conseguido proporcionar.

Su mujer, después de diez minutos de bombeo sexual, de extenuante placer, trató de recomponer el peinado. Edward, haciendo gala de una exquisita flema británica, saltó de la puerta.

—Emilio, ni éste es el modo ni ella la persona adecuada —amonestó el tutor con su minúsculo índice; no podía evitar las comparaciones porque Emilio se mostraba, sin ningún pudor, desnudo de cintura para abajo.

—No ser malo, mi tribu dar a ti. Muchas veces.

—¿Edward, qué está diciendo Emilio? —Todavía seguía sentada en el sofá, semidesnuda.

—¡Oh, nada importante!

—Yo huelo, yo huelo. ¡Tú seguir necesitando! —La señaló con un poderoso índice mientras su miembro recobraba nuevas energías.

—¡Cariño, Emilio me va a atacar otra vez! —Fue una protesta muy extraña.

—¡Yo dar, yo dar!

—¡Ah... ah...!

El marido se tapó los ojos.

—Tú salvaje, es... ¡ah! Es... ¡ah! Un salvaje. ¡Un buen salvaje! —Concluyó.

Nunca más tuvo necesidad de visitar los centros de belleza, y Edward, desde ese día usó aguas de colonia de empalagosas fragancias por todo el cuerpo… Por precaución, supongo.



— Fin —


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21 mayo 2010

Hambre


Hambre

Otra noche había llegado vestida de mal tiempo, gritando truenos lejanos y aullidos de perros, llovían lágrimas, en los techos brillaba la luna redonda, la gata escondida en una caja vieja, ojos cansados, ojeras pronunciadas, el olor de la madera mojada.

En la humilde posada sonaba música mezclada con los gritos de hambre del recién nacido, la mirada larga de los otros niños. Eran muchos, todos desnutridos, pálidos como fantasmas, angelitos sin alas que no llegarían a la escuela primaria, que se morirían cualquier mañana por falta de pan, trigo y abrigo.

El tufo de la pobreza, los perros callejeros que servían de frazada calentando a los pequeños en la terrible penumbra. Se acomodaban, se apretaban, tenían los huesos fríos, el vacío infinito del hambre.

La madre no cerraba los ojos, cargaba en su manta serrana a tres de sus ocho hijos, ¿dormía acaso con los ojos abiertos? Soportando el dolor de la miseria en su rota espalda, hurgando con sus dedos la tierra mojada. Se acomodó en una esquina hasta que pudo conciliar el sueño.
Dormía cuando sus Ángeles aparecieron y susurros celestiales oiría acariciando sus anhelos. Chancay con mantequilla saborearon sus papilas gustativas.

Esa noche larga tardó en convertirse en nuevo día, la luz creció con nubes bajas, pudo tocarlas con sus manos. Bebieron todos las gotas de garúa. El viento siguió dormido, recostado sobre el espejo de los charcos.

Salieron todos temprano, a buscar la limosna, era mendigando en la puerta de la Catedral de Lima como se ganaban la vida.
Primitiva era su nombre, ocho hijos tenia, todos de diferente hombre. No tenia candado en su puerta y así era como los hijos en su vientre aparecían. Eran hijos de violaciones, de hombres que a su morada llegaban y a quien tocarla les permitía.

Todos iban callados, el aire sonaba fuerte en sus bocas. Entrando por la nariz que tenían roja, en carne viva.
Tenían los ojos fijos en el horizonte lejano, buscando con el pecho agitado, cuando llegó la voz esperada:

- Un partido de fulbito dijo uno de los grandecitos –
Mientras pateaba una pelota de trapo.

Gritaron casi todos a la vez, los cinco hermanos corrieron detrás de esos harapos que hacían felices a los muchachos.

Gol, gritó uno de ellos en el arranque, el más cachorro.
Los ojos de los otros siguieron fijos la pelota, sin perderla.

Por un instante se les olvidó el hambre. Rieron contentos, sudaron su mugre vieja. En el color del paisaje de la barriada, en su miseria mezclada con las voces infantiles, apareció un aura mística.
En aquellos ojos reapareció la vida.
Un alboroto.


Primitiva gritó, sacó un palo que llevaba escondido. Y dos de ellos corrieron asustados. La humedad les hacia moquear la nariz.
Escondidos y traviesos sonreían felices.
En el rostro del niño el gesto se mantuvo unos segundos, señaló con el dedo y sí, esa era una verdadera sonrisa.

De la otra mano sacó un Chancay enorme y todos se quedaron mirando el banquete.
Se escuchó desde el cielo una voz:

- Déjalos..., que se lo coman..., no ves acaso que están pasados de hambre...!

Y Primitiva le dio de comer ese día milagroso a todos sus retoños.

Fragmentos




Me reparto en el aire como nubes
soy fragmento del río Rímac
soy un pedacito de los olivos de San Isidro
soy una esquina del barrio de Miraflores
soy amiga en los patios de Chosica
canto a Chabuca Granda en una esquina de Barranco
suspiros de mujer enamorada
Soy un caballo de paso en Pachacamac
soy una ola en el mar que navega en La Punta

otra parte de mi se quedó en La Molina
en las tardes de verano del Regatas
en el trafico insufrible del centro de Lima
en mis queridos compañeros que se fueron
en el humo de viejas redacciones
en las casas pobres de las barriadas
Callejones de un solo caño
en los sueños de mis viajes a lugares lejanos
en países sin clemencia ni raíces

Seré invisible
así pasare inadvertida
en mis hijos ausentes y cercanos
en personas presentes y lejanas
en el futuro que trato de mentirme y que presiento

Pero aún así vivo en cada nube
entre utensilios, vasos y copas de dolor,
amor, rabia, locura y pasión
con los que el mundo devora las noches
Porque me importa vivir, es que vivo
muchas, solo sobrevivo
en mis días copiados por los sueños
cuando ocurre
cuando estalla el corazón del tiempo

Marisabel
Mayo 21, 2010

20 mayo 2010

Apassionata..


Te quiero, sí..
como ayer, quizás como mañana
....acaso lo dudaste?

Te quiero, si!..
Y te querré siempre..!
..No esperes que te respete..,
yo no soy civilizada..
y van hacia ti los caballos..
que cabalgan por mi sangre…

Te quiero ..y te querré asi!
como yo quiero..,
sin paz ni tregua firmada,
sin victoria sobre ti,
sin derrota por mi parte..
..matando y muriendo al tiempo..
en la guerra sin fin de la carne..
Quiero tenerte en mi mente,
y ya casi!.., casi te tengo..
sólo existo para ti..,
sólo existes para mí..
y cierro mis ojos de sueños..
..no hay más tierra que mi cuerpo,
no hay más cielo que el amor..
en nuestro lecho..
Quiero sentirte en mi vientre!..
pez en mi río de la vida!
ebrio de fuego en las venas..
..Soy el pan para tu hambre,
tú lo sabes desde siempre..
y me muerdes!..mientras tiemblas..

Que se detenga el mundo..!
Que se detenga el tiempo!

No perderé este momento..
en que somos mas que dos..!
en que forjamos la piel
en acero de pasión..

..en que te ato a mi pecho..,
como el más dulce secreto..

Amaya
Publicación original , con música, en " De todo corazón"

19 mayo 2010

Voy...


Camino al sur
Llego hasta donde el camino me permita
Desenrosco la maraña
De tu pelo
Decodifico tu información
Pueblo tu sitio de silencios
Añoro, añoro, añoro terriblemente.
Mensajes de ida
Indiferencia
Olvido
Rencor
Incomprensión
Mis manos perdieron el rumbo
Mis ojos el asombro
Mis sentidos el placer.
La ilusión desapareció
La realidad se me abalanzó
Tan lejos, ignorante
Perdí la luna
El aroma sumamente verde
Ya no sueño
No arriesgo
No gano
Ni pierdo....
Persisto
Reniego
Extraño, y,
De tanto en tanto,
Hago de cuenta que me animo
A llamarte, y decirte
Que te amo.

Escritores.

Esta tarde me encontré de casualidad con estas “Citas” que me parecen muy bellas, & me sentí 100% identificada con cada una, & ahora vengo aquí a “La Gaceta de Media Noche” quien es & será siempre mi primera casa para escribir, y digo esto porque aunque yo comencé antes con mi blog personal en el que actualmente sigo escribiendo, este pequeño blog, me abrió las puertas para escribir & para leerlos a todos ustedes, me hace sentir orgullosa formar parte de esto, antes solo escribía como medio para desahogarme pero ahora lo hago por que me nace & lo disfruto sobre cualquier cosa, eso lo aprendí cada día que venia aquí & me encontraba con todas sus historias llenas de emociones & contrastes.

Gracias por ayudarme a seguir creciendo & por favor sigan escribiendo.

Les manda un abrazo Dulce.

"Escribir un mal libro representa tanto trabajo como escribir uno bueno. Se trata, de la forma mássinceridad, del alma del autor" .

Aldous Huxley


Cualquiera puede hacer historia. Sólo un gran hombre puede escribirla.

Oscar Wilde


Llene su papel con las respiraciones de tu corazón ...

William Wordsworth


Para obtener la palabra correcta en el lugar adecuado es un logro poco común. Para condensar la luz difusa de una página de un pensamiento en el flash luminoso de una sola frase, es digno de clasificar como una composición brillante simplemente por sí misma ... Todo el mundo puede tener ideas - la dificultad para expresarlas sin despilfarrar una mano de documento sobre una idea que debe ser reducido a un punto brillante. .-

Mark Twain


Todos los seres humanos tienen una necesidad innata de escuchar y contar historias y tener una historia para vivir ... la religión, sea lo que ha hecho, ha proporcionado una de las principales formas de satisfacer esta necesidad permanente.

La Seducción del Espíritu, 1973; Harvey Cox

18 mayo 2010

Accidentes a destiempo...

No era sensato, ni pensaba serlo. Dicen que si lo eres una vez siembras precedentes y sin hacerlo en cambio siempre puedes alegar costumbre… así que enseñaba todos sus defectos como si fueran insignias que mostrar y entre sus medallas brillaba aquella vez que consiguió pasarse una maquina entera con una moneda de 25.

Su pasado era un relato vivo que iba contando ahora alegremente. Su pasión de retransmitir su vida era hilarante porque a veces no se sabía en cuál de los momentos estaba presente. Así que todo el mundo sonreía al verle pasar. Siempre ofrecía una ayuda, pero venía con una historia que aguantar, así que si no estabas muy necesitado era mejor rechazarla amablemente.

Porque si algo tenía ese chico era la amabilidad a flor de piel. Había sido educado de forma estricta por unos tutores que residían en su casa. Tom que era alemán… y Clancy británico. Su infancia se vio inmersa en una batalla ideológica entre el estricto germano y el libertino ingles de modales más distendidos. Los otros niños tenían los dibujos animados, pero el oía los diálogos en real. Así que creció entre dos anticiclones cuyo único nexo era el amor paternal por ese muchacho. Pero como toda tormenta, se desató en un momento y alguna pieza de su engranaje cerebral salto, y nadie supo donde fue a parar.

Pero el chico cambió. Había almacenado tantas cosas en su corta pero intensa vida que la tragedia tenía que llegar. Y bien sabe el mundo que llegó. Porque montado en cólera arrasó todo su apacible hogar. La tuerca se había pasado de rosca y había acabado por estallar. Sus padres millonarios habían muerto en un accidente de avión cruzando unas montañas. Los tutores que tenía en ese momento se encargaron de cuidarle durante su adolescencia.

Y todo parecía ir bien… o todo lo bien que podía ir conociendo que no se puede hacer nada bueno con un jarrón de cristal roto. Salvo conservar las imágenes del pasado. Aunque él ya se había cansado. Estaba hastiado de las fotos de sus padres mirando todos sus movimientos, de la ausencia del cariño y una conversación normal en el sofá el domingo por la mañana. Su vida era de manual y sus zapatos de cocodrilo y de esa combinación no salían algo que esperar.

Era una torre de naipes con otros objetos incrustados. La base no se reconocía a esas alturas, y el viento comenzaba a soplar fuerte en su mollera, como una olla a presión a punto de explotar. Los silbidos se podían escuchar a kilómetros de distancia, pero sus queridos Tom y Clancy se vieron sumergidos también en mitad de la segunda guerra mundial.

Los tiros sonaban en todas direcciones y ninguna trinchera parecía lo suficientemente buena para salvaguardarse. Sapos y culebras surgían de su garganta cansada de aguantar. Mientras Tom reprochaba haber enseñado al chaval ese lenguaje con una severa mirada.

Las fotos se rompían al sonido de sus cristales… un mar de plata y oro estaba repartiéndose sobre la alfombra persa. El sillón de cuero rojo de su padre se llevó la peor parte. Sus tripas fueron arrancadas con el afilado corte de un abrecartas… acuchillo la falta paterna en los malos momentos, rompiendo a llorar también le echo de menos en los buenos.

El tacto de su madre le consoló en una imagen de nana de cuna. Pero al abrir los ojos era la sincera mano de su amigo Holmes.

Son las 5. Creo que un té te vendrá bien… tenemos que hablar, pero no corre prisa. Acércate a la alacena a por unas tazas de las que han quedado sanas, el cascarrabias de Tom también tomará uno.

Después una amnistía se instauro en esa casa. Las normas se rompieron junto a su pasado y a pesar de que algo le había dejado de funcionar bien. La verdad es que ahora sonreía más y lloraba menos. Así que a nadie le importaba ese pequeño fallo inapreciable si te encontrabas en este punto actual de la historia.

Porque los que mantienen el resto en la memoria, aun recuerdan la caída de un imperio que sepulto bajo sus escombros a un heredero demasiado joven para haber aguantado. Sus huesos se quebraron, pero había adquirido un estoicismo en su lugar digno de reseñar… el pobre crio, aguardo años enteros hasta que tuvo que estallar.

Clancy opina que es la primavera… Tom que no diga tonterías… en esa conversación solo uno permanece callado. Escondido en su cabeza, por fin conoce la libertad. Bebe sorbos cortos de su te rojo favorito que por primera vez no le traen malos recuerdos. Esta tranquilo consigo mismo y refleja eso a los demás.

Sus tutores no tienen ninguna prisa por marcharse. Son su única familia y están encantados de ese extraño encargo que les llego caído del cielo. Cuando esté preparado tiene un vuelo que remontar porque sus alas quebradas han ido recomponiendo sus pedazos a lo largo de su infancia.
El alemán saca unos billetes del bolsillo con su nombre impreso. Siente en el corazón que hoy fuese esa jodida fecha en que su pasado se colapso en un precipicio. Pero que todo tiene que continuar y le invitan a sus respectivos hogares para conocer la historia de sus mundos por separado.

Una sonrisa amable florece resignada en el semblante del joven adulto que allí se ha forjado. Acepta los billetes del primer vuelo que tomará tras el desastre. Irá bien acompañado. No llevan su sangre, pero también han aguantado. Les abraza con cariño y se marcha a descansar. Es temprano, pero comprenden que ha sido un día muy largo.

Camino a su habitación recoge una foto que no se ha dañado demasiado. Esa le gusta en especial, así que se la lleva a su cuarto. Pide disculpas por el estropicio montado y ruega que si pueden hacerlo limpiar. Su pasado ocupa 4 bolsas de basura negra apiladas junto al contenedor de su comunidad. No importa mucho. Las ratas no entienden de metales preciosos y cristal. Roen por igual todo lo que cae en sus dientes.

Cierra los ojos y borra todo lo innecesario. Mantiene la imagen de su pequeña mano diciendo adiós a un avión que se pierde en la distancia y que no volverá. Sus padres le recuerdan que todo lo que no se puede ver no tiene por qué no estar presente. Entierra el hacha de guerra y encuentra por fin algo optimista que contar.

Muere el indio y renace alguien sin pasado. Empieza a aprender desde el principio hasta como suena el trino de los pájaros. Un funeral convertido en bautizo que salva de todo pecado. No cree en Dios… pero ha firmado una conformidad con el patíbulo. Sueña aliviado como vuela hacia Berlín y después va a Londres. Comprenderá la manera de pensar de sus amigos, pero seguirá sin llevar sus zapatos. Le gustan los cocodrilos porque se comen todo a bocados, piensa en solomillos mordisqueados con los dientes señalados como un dibujo animado.

Así que con estomago rugiendo se levanta… ha decidido hacer las cosas cuando realmente le apetezcan. Es un proyecto de algo mezclado entre Lady Di y el mariscal Rommel, pero había florecido alguna semilla distinta por el camino. Estan exultantes de percibir su nuevo potencial. Ha despertado de su calvario aquel dulce niño con hoyuelos que no paraba de reír. Su primera sonrisa en mucho tiempo que parecía lo suficientemente sincera para no recibir apercibimiento alguno por lo sucedido.

Tengo hambre…

Sus compañeros le preparan un tentempié de tortitas con caramelo y un jugosos brownie de chocolate negro. Sonríen satisfechos mientras el niño perdido ha vuelto. Sus agujeros brillan en su cara como la bandera de Japón en el firmamento. Todo funcionará, no se perdió lo esencial porque sólo había olvidado donde estaba.

16 mayo 2010

MIS MANOS PROPIAS

pequeñez de una mano
que fue fría una vez,
que apretó mis canciones
y me dio de beber;
hoy se siente vacía,
a lo mejor,hasta sola,
y se ahueca chiquita en la otra;
es tu hijo de hoy,tu mujer de siempre,
tus cuatro paredes
y el silencio quieto
de un adiós muy lejos;
hoy te quise abrazar,pero no pude,
ya te abrigan los otros,
los que te aman un poco,
pequeñez de tu cara,
que se esconde lejos,
debajo de la memoria,
por haberme ganado,
por haberme perdido;
le quise cantar a tu silencio
y a tu lejana tristeza,
me quedé sin guitarra,sin canción
y sin vino,
te deje en los tuyos,
que ya no están solos

lidia-la escriba 
http://www.deloquenosehabla.blogspot.com

olvidame



Me perdí en una vieja melodía,
de roncos y añejos violines
que sonaban en el gramófono.

La letra repetía olvídame, olvídame…
con una vieja voz rasgada de odio
exenta de esperanzas por la vida.

Sal de mi vida,
ya me cansé de tus mentiras,
y falsas promesas que jamás cumpliste
sal de mi vida,
olvídame, olvídame..

Llora el viejo violín angustiado,
mientras la voz rota solloza,
y tú… llegas a nuestra cita de amor,
llena de esperazas y anhelos.

Me besas…
te miro a los ojos y silencioso me pregunto
si algún día uno de los dos cantaremos
la cancion de roncos y añejos violines
que sonaban en el gramófono.


Paco
15-05-10

10 mayo 2010

Exquisito y pornográfico. Élida Annick.


Exquisito y pornográfico.

Desgarra con sus dientes la piel de sus labios.

Ella grita, él la llama.

Somos pocos, ya somos menos.

Reímos, lloramos, suspirando vencemos.


Dejando a parte estupideces varias.

Grito su nombre y ya aquñi no queda nada.

Susurra, no me ve, seduce y se calla.

Echo de menos que pronuncie esa palabra.


Lo veo,camina. Él nunca me verá.

La mira, sonríe. Ella a la primera cederá.

Me digo, me niego. Transformo la verdad.

Por ego, por miedo, él nunca llamará.


Me importa bien poco lo demás perdido

si a penas en una noche supiese mi destino.

Si fuese un beso sin explicación entre el gentío,

perdonaría, cedería sólo por que fuese mío.

05 mayo 2010

MI SEGURO AMANTE (Endecha)


La segura muerte,
huella centellante
detrás de la niebla
se esconde mi amante,
está en las sombras
su ser arrogante,
sin dolor lo espero
mi amoroso errante,
perdida me hallo
y soy tolerante…
Si una nube lleva
el albor reinante
se oculta en las noches
por escalofriante,
no quedan palabras
final denigrante
de dulces candelas
Aromatizantes.
¿Será siempre así?
No tiene atenuante
mientras que la vida,
amor anhelante,
vibra con más fuerza
codicia calmante.
La noche me aguarda
Con su luz brillante…

Amalia Lateano

04 mayo 2010

MíRaMe.

Sus ojos su emblema… todo el mundo se acuerda de ellos una vez los ha visto… Elvira tiene uno de cada color y eso es bueno, a él le gusta mirarlos porque son inofensivos y bonitos… pero él al contrario tiene agujeros negros en vez de pupilas. Absorbe el mundo… Lo último que recuerdas ver es tu rostro acercándose a tu propio reflejo en un espejo cóncavo. Luego caes… y lo único que puedes ver es la luz al final del túnel.

Lleva gafas porque últimamente ha perdido la cuenta de cuanta gente hay ya dentro de sus retinas y tiene miedo de caer por ellos si se acerca mucho al espejo del baño para contarlos. Estima que suficientes así que ha empezado la ridícula acción de tapar su mirada… aunque odia llevar nada en la cara por eso anda IRRITADO.

Siempre hay el típico listillo que se lo recuerda, y si no le cae bien… le deja volver a mirarla. Pero lamenta el momento en que ellas le piden que las mire a los ojos fijamente. Ha perdido tantos besos como novias. Pero no puede evitar comer con la vista. Empezó leyendo… la tinta le sentaba mal, así que empezó a digerir páginas enteras, tomos y todo lo que cayese delante y fuese digno de atención.

El colmo fue cuando un moribundo le pido que le prestara atención y acabo dentro… ahora duerme con la duda de que si se murió o sigue vivo en algún sitio. Pocos devuelven la mirada y todavía conserva algunas amistades intactas. Esquiva las distancias cortas y evita brindar al estilo alemán. Le gusta levantar la copa y bebérsela de un trago.

Es un chico sencillo de mirada letal. Algunos que han sobrevivido, cuentan que el secreto es mirar el espejo y no querer pasar. Comentan algo de la curiosidad de querer ver que hay detrás y los riesgos que conlleva, incluso dicen que el secreto de no caer; es mirar su sonrisa que es básicamente lo que queda a la altura.

Una vez atrapó una preciosa oruga llena de cien colores y tras caer… apareció al segundo después por su sonrisa aleteando alegremente. Eso relata las leyendas. Los que han logrado escapar no explican tanto, para ellos es una confusa experiencia con punto de partida pero sin límite de conclusión. Aparecen donde sea… sin guardar ninguna relación. El tiempo es variable… de unos segundos a unas horas. Algunos no vuelven en la vida… o puede que no a verle por supuesto.

Pero no olvidan… y eso ya es aprender algo. Otros van mas allá y como el idiota de su vecino que llama a su timbre todas las mañanas. Se asoma por la mirilla y pega su ojo en espera a que él abra la puerta. Se lo dice mil veces y mil y una reincide.

Para ese pobre chico significa lo más emocionante del mundo. Prefiere acabar en cualquier lado menos en su casa. Sonríe amablemente y le pide permiso. Él sonríe y acepta extrañado. Ese chico termina por salir de cualquiera de las maneras. No es que sea su amigo, pero le mira con confianza.

03 mayo 2010

MUERTE



Camina la muerte,
vestida en su traje de harapos,
negros, ajados, tenebrosos…

Pasa por la rosaleda que eriza
sus espinas, esconde sus flores,
se atemoriza a su presencia.

silenciosa pasa por la fuente
que ya olvidó su canto de agua
y duerme callada la noche.

La farola tintinea y se apaga
quedando tos en sombras
lagas y olvidadas de tiempo.

Se acerca la Dama de frío eterno
al banco donde alguien duerme perdido
se quita su capa mortecina y lo tapa.

Sabe... ella sabe que algún día
vendrá a por él, triste lo hará
pero se llevará a su amado.

Hoy no toca llevarlo ante Hades,
solo cobijarlo, taparlo con su capa
y darle un frío beso de olvido.
para que mañana vuelva a vivir
su vida errante, y de desprecios.

Paco
03-05-10