En la tarde de mayo, en el sendero
buscaba la constancia de este cielo,
pensaba que la estancia era tu duelo
sin alarde de un rayo tan ligero.
El cobarde, en ensayo tan certero
miraba de soslayo entre mi suelo
tomaba en mi desmayo por el vuelo
que retarde mi ayo entre su hielo.
Si guardo en el secreto mis ensueños
no dejaré que leas este verso.
Es nardo de mi seto entre los leños.
Te daré mis ideas de universo.
Gatopardo, tan quieto sin empeños...
Te amaré si deseas por adverso.
AMALIA LATEANO
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