Nunca habrá de tener fin
la música del jardín.
Escuchamos los jilgueros
que siempre llegan primeros.
El cardenal en su rezo
posado sobre el cerezo.
Ante tanta maravilla
no hay una pena que asome
cuando la noche retome
frente a la luna que brilla.
la música del jardín.
Escuchamos los jilgueros
que siempre llegan primeros.
El cardenal en su rezo
posado sobre el cerezo.
Ante tanta maravilla
no hay una pena que asome
cuando la noche retome
frente a la luna que brilla.
¡Qué lindo lo que has escrito!
ResponderEliminarTienes mucha razón, tenemos la necesidad de ser amados
con verdad, de entregar el sentimiento con profundidad
nuestras emociones.
¡Felicitaciones!
Un beso y un cálido abrazo
Muy lindo!!!
ResponderEliminarUn abrazo inmenso