Llegaste a mi como la brisa, como el torrente, llegaste a beber mi dolor, agua, manantial fresco; como el aire, viento húmedo que golpea mis pasos...
Llegaste entregada, serena, sin avisos ni estridencias; llegaste tranquila y advertiste tus miedos, fantasmas que siempre vuelven, eco que aún hoy te atormenta; llegaste y al llegarte tu presencia me alivió; te creí, cierta, noble, envuelta en la pureza...
Limpia llegaste al ofrecer tu pecho, tu abrazo, tus labios al besarme, tus ojos al mirarme. Llegaste y al llegarte te supe entera y entera te recibí recibiendo tu todo, tu cielo; tu suerte, mi suerte; tus penas, mi llanto; tu entrega, mi cuerpo...
Llegaste y pensé, pensaste, pensamos; soñamos juntos repetir tu llegada, tu saludo, tu abrazo, tus besos, tu mirada; se imitaron, me invitaron, se dieron...
Llegaste llena de vida y tu vida vive ahora en mi...
Déjame esta noche soñar contigo
déjame imaginarme en tus labios los míos
déjame que te diga que me vuelves loca
déjame que yo sea quien te quite la ropa...
(Soñar contigo. Tamara)
Gracias por compartir este espacio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo