De repente, me crucé con Dios en la calle. Justo cuando iba a hacerle una pregunta, me di cuenta de su preferencia por actuar en el anonimato: se vistió con ropas sencillas.
Disfrazado de paisano, Dios bajó a la feria como uno más. Tomó un cartón de bingo para jugar. Sabía perfectamente cuál cartón iba a ganar, pero prefirió escoger otro. Así, cuando otro paisano gritaba “¡bingo!”, el disfrazado sonreía.
Disfrazado de paisano, Dios bajó a la feria como uno más. Tomó un cartón de bingo para jugar. Sabía perfectamente cuál cartón iba a ganar, pero prefirió escoger otro. Así, cuando otro paisano gritaba “¡bingo!”, el disfrazado sonreía.
Dios y sus divertidas formas de aburrirse, verdad?
ResponderEliminarPánico y eucaristía en las vegas ^^.
Me imagino a Dios, sorteando el tráfico de gente, oculto bajo unas gafas de sol y una gorra de beisbol, cual director sacado de Hollywood.
ResponderEliminarYo lo encuentro en todas partes, disfrazado de pordiosero, de soldado, de recien nacido, otras veces es un aguila, un buho, un jaguar, un caballo blanco, en la lluvia, en la inmensidad de los oceanos, en las cataratas, en los amaneceres, en las puestas de sol. Es Dios, es su hijo Jesus, es el Espiritu Santo, tres en uno.
ResponderEliminarLo vi leyendo este blog!
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