21 mayo 2009

Dilema en el balcón.

Vivía en el piso 10. En un pequeño apartamento.
Estaba viendo la tele cuando alguien llama a la puerta.
Acerco el ojo a la mirilla. Un hombre de traje, sin corbata, bien peinado y afeitado. Tendría unos cuarenta y tantos. Parecía buena gente.

Abrí la puerta.

-Buenas noches, ¿qué desea?

El hombre me dio un fuerte empujón y entró en el apartamento. Se dirigió corriendo hacia el balcón y se subió en el borde.

Yo enseguida me levanté del suelo y corrí hacia él.

-¡No se acerque, o me tiro!

-Bueno, se tirará de todas formas, ¿no?

El pobre suicida estaba temblando de miedo. Y yo también.

-Mi esposa me abandonó, no le veo sentido a seguir viviendo. – dijo sollozando.

-Siento mucho su situación y lo entiendo perfectamente, a mi también me pasó lo mismo.

-¿Ah, sí?

-¡Claro que si! Pero no es el fin del Mundo, créame, hay muchas cosas por las que vivir.

- ¿Como cuáles?

-Bueno, a mi me gusta mucho el fútbol por ejemplo, la música, viajar, leer, tengo amigos que me quieren, también está mi familia. Además, estoy seguro que tarde o temprano moriré, a todos nos llegará. ¿Para que adelantarlo? Quiero aprovechar lo que me queda de vida.

-Es que el sufrimiento es insoportable. – comentó en un tono más sobrio.

Yo me asomé al balcón y me senté en el borde muy despacio, intentaba ganarme su confianza. Miré hacia abajo, había mucha gente mirando. Era totalmente vertiginoso y provocaba una ligera intención de dejarse caer.

-¿No ve toda le gente que hay abajo? ¿Y si se cae encima de alguno y lo mata?

-No había pensado en eso. Pero se apartarán.

-O no. La gente no tiene la culpa.

-En eso tiene usted razón.

El hombre estaba más calmado. Y yo me acercaba cada vez más a él.

-¿Tiene hijos?

-Si, tres.

-¿Y entonces que pretende? ¿Qué sus hijos sufran e intenten suicidarse también?

-No lo harán, no son tontos.

-Pues no lo sea usted tampoco. Entre a mi casa y tómese una copa conmigo, hablemos, de lo que usted quiera, no se acaba aquí su vida, yo lo puedo ayudar. Cuente conmigo.

El hombre se puso a llorar, se sentó y se inclinó sobre mí. Yo lo agarré con fuerza y lo puse fuera de peligro.

Seguí ahí sentado viendo lo incitante que era estar al borde de la muerte.
Me balanceé hacia delante y me dejé caer.

7 comentarios:

  1. Buen argumento y un final sorprendente.
    Buena historia.
    UN SALUDO.

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  2. No pudiste evitar defraudar a tanta gente... y de esa manera conseguias frustar el intento de suicidio de ese señor... ya que ser el segundon de nada es importante.

    Una buena leccion porque si un desconocido lo hacia... sus 3 hijos tambien podrian... en fin... si llegas a decir... te estaba esperando al abrir la puerta... rompes la baraja en dos...

    De todas... el aplauso es ensordecedor... porque los de abajo sabian que apostando al negro o al rojo... ganarian algun premio... era estadistica.

    Como te dije... eres bueno... pero no me sale tan bien como a Rober De Niro en el cabo del miedo

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  3. Wow !!!!!!!!!!!!! sencillamente ese era el final que esperaba, para la historia.. genial...jajajajajajaja me hizo reir..

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  4. Así que con los argumentos que le daba al tipo para no tirarse en realidad estaba convenciendose a sí mismo de hacerlo. Muy bueno!
    :)
    Un beso!!

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  5. Siempre nos pasa lo mismo, cuando ponemos la vida de alguien delante de sus narices, nosotros nos estamos mirando en el reberso del espejo...y que miedo da esoooo...

    Me gustó, un abrazo.

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  6. Un aplauso, tienes tremendo tema para una pelicula de suspenso. Excelente libreto. Felicitaciones, cada dia me gusta mas como escribes.

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