El gallo rompe el silencio,
su canto es una piedra
atravesando mudos cristales.
La ausencia se cae de bruces
sobre la tumba del olvido...
Arrullan las palomas
deslizándose de techo en techo
bajo la escena gris de sus alas cansadas.
Recrudece el infierno del latido,
se reimprime la continuidad de lo perdido.
Llantos lejanos usurpan los oídos
y se sublevan viejas y nuevas heridas,
abrojos en la piel clavando sus espinas.
La paz descansa en los sueños del dolor,
nubarrones tristes corriendo tras el sol...
el sol ha de llegar
ResponderEliminarGallos, palomas, cristales, alas... me gustan tus palabras.
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