Vuelven las manos
acariciándome
desde el silencio,
calladas alas de mariposa
vuelan sobre la piel,
los dedos dejan surcos
de dulces caricias,
y en un rincón
el olvido
se mece dentro de una cuna
gris y triste.
Cae una especie de beso
desde labios perdidos,
posándose
en la boca seca del vacío,
instante y olvido
saltando entre la mirada,
beso y fuga
enlazados al destino
como el fuego y mil Troyas.
Hermoso poema.
ResponderEliminarsuena triste, pero es bonito.
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