Veía que estaba a punto de chocarme con el coche que iba delante de mí. Pero yo aceleraba. Juro que no quería hacerlo. Pero me resultaba imposible mover el pie de donde lo tenía.
No podía tocar la bocina. Ni hacer señales con las luces.
Me acercaba a gran velocidad.
Rápidamente di un volantazo y me salí de la carretera.
El coche se apagó y se paró bruscamente. Sentí la presión del cinturón. Pero nada más.
Estaba muy alterado.
Quise blasfemar, abrí la boca, pero no podía emitir ningún sonido. Quise gritar y tampoco pude.
Se me pasó por la cabeza la posibilidad de haberme quedado mudo. Aunque no fuese verdad.
Me sentía impotente.
De repente empecé a llorar. Me abracé al volante y descargué mi rabia
Me dí cuatro puñetazos en la cara, dos de cada lado, de manera alternada.
Estás metido hasta el fondo en la piel de un relatista.
ResponderEliminarUn hermoso relato que nos muestras una gran verdad, un placer leerte
ResponderEliminarUn besito Rosario
Vaya descripción, haces que se viva cada palabra, cada expresión...
ResponderEliminarUn beso
Cuatro puñetazos en la cara, con lo que eso debe doler, jejeje ;-). Qué peligro tienes. Me gusta ese modo tuyo de describir, transmites la velocidad, la euforia e incluso el miedo del personaje. Nos leemos, un beso gordo! :)
ResponderEliminargracias a los que leyeron y escribieron, intentare pasarme las veces que pueda, saludos.
ResponderEliminarPersonalmente considero que este texto es un poco mierda, jaja, pero en fin , es personal, para transmitir una situacion y una accion determinada, es mio.
RANTI