Remonta tu vuelo;
mi blanca paloma.
Que suenan cañones.
Que empuñan, los hombres,
sables y pistolas.
Abandona el suelo;
mi blanca paloma.
Que vienen pisando,
con sus negras botas,
tu pura inocencia;
mi blanca paloma.
No me has escuchado;
mi blanca paloma.
Estas ahí tendida,
con las alas rotas.
Manchada de odio.
¡Mi negra paloma!
dejaste que tu paloma vuele sin enseñarle a volar
ResponderEliminarMe gusta la figura de la paloma en la literatura.
ResponderEliminarEl final, tan macabro como inesperado.
No se si la enseñe a volar,lo intente, lo que si se es que no le corte las alas. Luego ella eligio el camino.
ResponderEliminarGato; por desgracia hay muchos blancos vuelos truncados por los asesinos de la inocencia.