28 julio 2009

Sin complejos.

Cruda suerte que te toca.
Caminas de arriba abajo.
Lento, mustio y cabizbajo
por esa gatita loca.
Aquella que con su boca
dijo querer estar sola.
Y a los pies de una farola
te dejó con gusto amargo.
Y te pagó con recargo
una bala en tu pistola.


Hoy tu vida es murmurar
a la sombra de una parra,
aporreando una guitarra
ya sin ganas de cantar.
Y me atrevo a imaginar
que te estas haciendo viejo,
ya no usas los espejos
que te dicen la verdad.
Los valores de la edad,
los de vivir sin complejos.


Y aunque queda poco tiempo
y nunca hubo demasiado.
Siempre acabas fastidiado
por tu gran temperamento.
Por los pálidos momentos
que corriendo desbocado,
te han soltado disparado,
con prisas y desengaños.
Y al cabo de tantos años
se te han ido disipando.


Todavía murmurando
a la sombra de esa parra,
abandonas la guitarra
satisfecho y suspirando.
Repasas aquellos tangos
de tu juventud violenta,
y tu calma representa
que has quedado mano a mano.
Si, más tarde que temprano,
pero ya has saldado cuentas.

3 comentarios:

  1. Bravisimo Ranti...Genial.... como siempre un maestro...

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  2. Genial, subscribo a Juan en su comentario.

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  3. Y el hijo pródigo regresó a casa, jejeje. Me alegra tenerte de vuelta Ranti.
    El poema, con alma de tango, amargo y descorazonado pero hermoso y cargado de verdad, (que mala leche tienen los espejos a veces).
    Un beso ;).

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