29 septiembre 2009

...PAPEL O TIJERA

A lo largo de una vida no tan larga, fui tropezando en mi camino con varias piedras. Todas diferentes entre sí; distinto color, tamaño y origen. Y a medida que continuaba avanzando, se acentuaba el dolor de los tropiezos en las rodillas y las manos.
Un buen día decidí, a mi bien, quitar cada una de las piedras que obstruían el paso. Fui corriéndolas, de a una por vez, hasta que estuvieron todas apiladas en un rincón. Y a fin de cuentas eran tantas, pero tantas, que de ese modo formé mi propio muro de los lamentos...De ahí en más, siempre que algo hacía que me desbaratara o perdiera el equilibro, yo lo movía a un lado para que no estorbe.
Pero, como nunca nada es tan fácil, una vez me vi frente a un complejo desafío: cuando la misma roca con la que había tropezado y caído, fue la que luego me sirvió de sostén para levantarme y seguir. Yo, todavía con desasosiego y algo de rabia (posiblemente conmigo misma), quise hacerla a un lado junto con las demás. Pero me resultó increíblemente pesada y, por ende, inamobible...Entonces entendí que no es nada simple correr a un costado este tipo de piedras. Ahora, pasados ya varios años desde la infancia, pienso: "qué paradoja, en las calles cortadas de Morón, haber sido campeona de pallana".
Así que tuve que dejar a la piedra en donde estaba, en donde había decidido quedarse, y algunas veces me lamenté por mi ineptitud frente a la situación. Hasta que un día acepté que -como diría la abuela Nina- "nada es porque si", y poco a poco fui dándome cuenta de que todo estaba en su debido lugar. Que hay algunos errores que siempre estoy dispuesta a cometer y a seguir cometiendo las veces que sea. Comprendí que había cosas que no me provocaban tanto dolor como satisfacción, y que era yo quien, en lo más profundo, no quería deshacerme de ellas. O mejor dicho, no quería desligarme de vos, que sos mi piedra favorita para tropezar.
Ustedes, algún día, quizá también entiendan por qué hice de esa piedra parte del trayecto. Yo, por el momento, me declaro totalmente culpable. Y el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra (pero lejos, no vaya a ser que...)

1 comentario:

Mensaje