10 septiembre 2009

Recordando a Zoraida




Son casi las 4:00 P.M. y tengo la ordenadora infectada con “virus”, no me queda más remedio que ponerme a archivar para matar la última hora de mi jornada; todos los días de lunes a viernes de 8:00 A.M. a 5:00 P.M. con una hora para almorzar. Estamos viviendo unos tiempos difíciles, posiblemente los más duros que recuerde en el aspecto económico. USA está en crisis. El mundo está en crisis. Tengo muchos amigos y conocidos sin mencionar familiares que han perdido sus trabajos y muchos trabajando en áreas que no tienen nada que ver con sus estudios o profesiones. Médicos repartiendo mercadería en las tiendas, abogados trabajando despachando pasajeros, ingenieros manejando taxis, administradoras trabajando de recepcionistas o cajeras. Hay que buscarse el pan de cada día y cada persona lo hace como puede. El “stress” se siente, se respira, está en el aire, en las vibraciones, se nota en las caras de expresiones severas y muchas veces desesperadas, la pobreza se nota en muchas cosas, en el cabello de las mujeres, en el arreglo personal, en las ropas, en los zapatos, las ojeras, las manos, la gente se olvida que el mejor accesorio es la sonrisa, la expresión de felicidad que da estar en paz con Dios y contigo mismo. Quiero encontrar gente alegre, gente contenta, gente que luzca despreocupada, pero no los “veo” por ninguna parte, no los encuentro.

Estamos en vísperas de Setiembre 11 del 2009, han pasado ocho años desde el día que cambio la historia de la seguridad en los Estados Unidos y del mundo. Es un día que casi todos recordarán para siempre, así como fue el día que asesinaron al Presidente John F. Kennedy en 1963, o para mí el día que me enteré de cómo el mundo había acabado con la vida de Zoraida. A solas, abro un álbum de mi juventud y me invade la nostalgia. Este año he perdido muchas personas, algunos por enfermedades terribles como el cáncer, otros por vejez, y algunos por muertes ocasionadas por problemas que llevan a la depresión y después a la muerte, he palpado y sentido el dolor y pesar de los adictos que comparten sus días con mi hermano en el centro de rehabilitación en un lugar lejos de Lima, he visto como mi madre envejeció de un día para otro para convertirse en una anciana quejumbrosa y enferma que sufre de soledad e insomnio, intolerancia y mal carácter.

El día que recibí la noticia de la muerte de Zoraida estaba tomando mi café como lo hago todas las mañanas, en el mismo local, es una rutina que me agrada. Se me acercó Sofía, una amiga peruana que suele acompañarme en sus 15 minutos de recreo antes de las 7:00 A.M., (yo llego siempre a mi oficina con una hora de anticipo para poder evitar el trafico y porque un día descubrí que hago mucho más cuando no estoy siempre corriendo), me gusta organizar mi día, hacer una lista de todas las cosas que debo de resolver en el día, es una lista larga pero cuando uno encuentra un sistema de organización es increíble ver como funciona. Hace mucho tiempo que encontré los secretos de cómo administrar el tiempo y hacer que este me alcanzara. Nunca escucharán de mí decir que no tuve tiempo para esto o para el otro, porque si uno se organiza uno encuentra tiempo para todo. Es cuestión de balancear las actividades, debe de haber tiempo primero para agradecer a Dios todos los días por cada día, para el aseo personal, el aseo de la casa, para el transporte, para trabajar, para cocinar, comprar alimentos, comer, disfrutar, para estar con la familia, rezar, comunicarse, estar con la familia, llamar a tus padres, hijos, nietos, amigos, escribir, para el estudio, para la diversión, para leer, para caminar, bailar o hacer ejercicio, reír, para practicar un deporte, para ver un deporte, para descansar, contar chistes, para cuidarse la salud e ir al medico y al dentista, para ir a la Iglesia los domingos, entrar en la computadora, usar el celular, y entre todos estos quehaceres, actividades y obligaciones ir a bautizos, bodas, funerales, hospitales, cementerios, tomar vacaciones una vez cada doce meses, siempre debe de haber tiempo para hacerlo todo con alegría, con dedicación, con amor, con entrega y con ánimos, ilusión, gusto. Que fácil es escribirlo, que difícil es aplicarlo y mantenerlo.

Es una lucha. Una lucha constante, perenne, que se llama vida, rutina, y que dura es esta tediosa rutinaria dolorosa vida, pero de ti depende de cómo la acomodes, de los colores que uses para pintarla, de lo unida que estés en tu relación con Dios, porque créeme no es que la vida para las personas que tienen fe y que no solo creen en Dios sino que mantienen una buena relación con EL sea fácil, nadie me puede convencer que fue fácil para la Madre Teresa de Calcuta o para el Papa Juan XXIII o Paulo XI, o para mi abuela, mi mama Julia, o mi admirado Facundo Cabral que sigue cantando y viajando aquejado de un cáncer y de su ceguera. Tengo que volver a leer la historia de Job.

Tengo todo esto en mi cabecita que nunca descansa cuando se me acerca Sofía. Me paso la vida filosofando, pienso demasiado, analizo demasiado, quisiera ser mas indiferente, mas fría, mas irresponsable.

- Querida amiga no se como decirte lo que te tengo que decir- estoy destrozada.

- ¿Que pasa?

- Es Zoraida, la muchacha esa que trabajaba conmigo - ¿te acuerdas?

- Si, claro, la rubia aquella tan atractiva y elegante.

- La encontraron muerta. Me acaban de dar la noticia.

- Silencio. Un silencio y un vacío. Abro la boca. Me tapo la boca. Siento un nudo en la garganta y cuando empiezo ha hablar se me rompe la voz y no puedo controlar el llanto. Empiezo a llorar como una niña a la que le acaban de robar su muñeca favorita. Sofía me abraza preocupada, debe de pensar que soy muy sensible. Me toma las manos y me las acaricia, pocas personas he conocido en mi vida como ella. Lo que Sofía no sabe es que Zoraida estuvo involucrada sentimentalmente por un largo tiempo con uno de mis hermanos, si con Manny, con mi Manny adorado que esta recluido en un Centro de Rehabilitación hace ya varios meses. Sofía no sabe nada, nunca lo sabrá porque yo no hablo de estas cosas con nadie.

El funeral fue un día como hoy hace mucho tiempo, y cada Setiembre aunque trato de borrar los recuerdos me es imposible, me parece estar oyendo las noticias, están hablando de que la encontraron muerta victima de una fuerte sobredosis de heroína. Yo se que fue una combinación de muchas cosas más. Entonces me sobrecoge una tristeza infinita porque pienso que Zoraida lo tenia todo para ser feliz ante los ojos del mundo, solo que tener belleza y ser elegante no tiene nada que ver con llegar a alcanzar una vida estable, tranquila, esa vida en la que todos soñamos y nos pasamos la vida navegando en los veleros del mar de la existencia insistiendo en meternos en los temporales en vez de buscar las aguas mansas.

Zoraida tenia 35 abriles, era bella, de figura perfecta, linda dentadura, pechos grandes y erguidos, no tenia un gramo de celulitis en sus piernas, se vestía con ropas caras y a la moda, tenia buen gusto y un trabajo bien remunerado en una empresa que le daba todos los beneficios. Todos los hombres la deseaban. Zoraida sin embargo tenia que emborracharse o drogarse para dormir, había buscado un esposo guapo, inteligente y rico desde muy jovencita, en la búsqueda del esposo ideal había tenido muchos amantes y se había vuelto promiscua y ninfomanía, ya había perdido la cuenta, vivía de depresión en depresión y de discoteca en discoteca, se daba la “buena vida” en South Beach y fuera de Miami cada vez que podía, había probado todo tipo de pastillas y drogas, y una noche su cuerpo de tan solo 35 primaveras no pudo mas.

No lo entiendo. Nunca lo entenderé. ¿A quien echarle la culpa? Zoraida tuvo buenos padres, me consta. Tuvo una buena hermana. La mejor abuela, buenas amigas. Zoraida fue a un buen colegio y a una buena universidad. Mi hermano se enamoró de Zoraida pero ella lo rechazó porque no era lo suficientemente rico o preparado para ella, lo vio poca cosa, era inmaduro, irresponsable, inestable, y cuando no tenia con quien acostarse o quien llorar llamaba a Manny y lo usaba, se acostaba con el, hacia drogas con el… después un día se cansó y lo descartó como si fuera una servilleta de papel, tirándolo a la basura, y para Manny se acabo la vida y poco a poco lo fue perdiendo todo hasta que toco fondo. Manny nunca se recuperó del abandono, se había enamorado perdidamente de ella y habla de ella hasta el día de hoy como si estuviera viva, como si algún día cuando en su vida las cosas se arreglen y deje de ser victima de las drogas será un hombre nuevo y volverá a encontrarla. Ahora Zoraida está muerta y mi hermano que dicen es bipolar y maniaco depresivo con psicosis de no se que cuantos, con el cerebro quemado, con principios de cáncer en la próstata, deprimido y prisionero de su inmadurez y de todos sus errores. Y hoy de nuevo Sofía me pregunta ¿que como estoy?, ¿qué qué me pasa? Y yo le cambio el tema y empiezo a conversar de idioteces, de recetas de comida o de alguna nueva dieta. No quiero hablar.

Son las 8:00 A.M. tengo que apurar el paso para abrir la oficina. Mañana es Setiembre 11. Tengo que entrar las ventas en los reportes de contabilidad, enviar mensajes de cobranzas, hacer llamadas a los clientes. Tengo que ponerme a trabajar. Tengo que continuar buscando fuerzas.

2 comentarios:

  1. Cuando no quiera hablar, escriba. y con las letras se irán las soledades y los desastres y los naufragios...

    La vida siempre merece ser vivida.

    Aullidos afectivos

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  2. Eso es exactamente lo que hago... escribo todo esto que llevo por dentro y tienes toda la razon escribiendo se esfuman las soledades y mis veleros recuperan su estabilidad en el mar de la vida. Gracias por tus palabras y por todo lo que escribes que es tan bonito y profundo. Y por favor no me trates de Usted.

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