
Siempre deseé que terminara así, como siempre quise, escribiendo una vez más, la última, y por eso la más especial, las mejores letras que nunca imaginé crear. Esas letras que no son rebuscadas en los pensamientos, ni creadas por la imaginación, si no aquellas que se escriben en aquellos lugares, los de siempre, que una vez conoces nunca olvidas, aquellas que no son perceptibles a la vista pues causan ceguera, ni siquiera a cualquier otro de los sentidos. Aquellas letras de aquel idioma casi muerto que te dan todo si intentas escucharlas, como aquella hermosa y delicada melodía que parieron mis dedos, por entonces inexpertos, cuando presionaron cada una de las teclas del piano de tu alma, y que ahora ya se convirtió en la banda sonora de nuestras vidas.
Estoy agradecido a la vida, por su camino irregular, por cada uno de los profundos socavones que colocó a mi paso, por el dolor de la caída y todo lo que arrastraba consigo, por todo lo que me enseñó; y por cada una de las planicies donde aprendí a jugar, donde me tumbé sobre la calma, donde aprecié los más maravillosos ocasos y las más preciosas alboradas, donde te encontré, mi rosa negra, única y bella como eras, como sigues siendo, donde me enamoraste, donde me hiciste conocer la felicidad… Gracias por llegar conmigo hasta el final, hasta la línea de mi meta compartiendo el equipaje, viviendo al máximo cada día que nació, ¡Que emocionante fue el camino!
Y ahora me encuentro aquí, viviéndolo de la manera que siempre deseé que sucediera cuando llegara, y aún así apretando esa parte minúscula del tesoro que aún permanece en mi palma. Siento frío, y duele. No puedo mover las piernas, como tampoco levantar mis brazos, ni siquiera descender mis párpados. Consigo verte frente a mí, y te observo detenidamente, ¿Cuánto hace de la primera vez que lo hice? Me pregunto, y rápidamente me respondo, “Tod

LEINAD24
Emocionante!
ResponderEliminarSaluditos