NOCHE DE LOCOS (un cuento de Navidad)

OS DEJO UN FRAGMENTO DE UNA NARRACIÓN AL VUELO DE LA NAVIDAD QUE NOS ACECHA

....El camino hasta casa de Joana era un paseo agradable, sembrado de vericuetos y escalinatas que siempre le proporcionaba una dimensión distinta de la ciudad. Los tipos con los que se cruzaba por aquellos lugares, se atrevían a sonreír y se observaban sin prisas como cuando se reencuentran dos buenos amigos. Calles en las que todavía los chavales jugaban a “ir al Cielo” si le apetecía; de repente se encontró con un pie en el 6 y el otro en el 7 lanzando el paquete que llevaba en la mano hacia el 10, pero el olor a comida que salía de una de las casas lo saco de la beatitud de la melancolía y de las nostalgias. Si no se daba viento iba a llegar tarde, a las cuatro había quedado en el estudio para supervisar el material y así poder ir al baile de disfraces que organizaba Joana, en el hospital, con los enfermos y personal de su sección.En diez minutos estaba puesto de delantal, un pañuelo de nudos en la cabeza, con el libro de recetas entre las manos, y frente a la cocina. Parecía un predicador-pop recitando parábolas a una grey estática de rábanos, carlotas, patatas y chirivias. Ella, en un rincón, se desternillaba de risa del acento tan afectado que ponía al pronunciar los posibles manjares – Vichy Soissse, Creme de Ailles, Escargots au fines herbes – ¡Estaba todo en francés! ¡Con razón les costó tán barato! ¿Quién iba a querer comprarlo? Al cabo, un comprensivo hervido del país y una ensalada los sacó del apuro de la falta de ingredientes y tiempo. A las tres empezaban a comer.

– ¿Pásame el aceite, quieres Pau? – ¡Toma! ¿Sabes? Esta mañana , me levanté casi temprano para acercarme a la farmacia y comprarme...¿¡No tenía un paquete en las manos al entrar!? – No, no me he fijado, lo habrás dejado en la silla de la cocina con la gabardina. – No, antes de sentarme la coloqué en el perchero de la entrada, y en los bolsillos

sólo llevaba el tabaco, pipas y una cinta de cassette. – ¿Qué es lo que habías comprado? – ¡Vaya una mañana que llevo! Primero el periódico se me olvida en la farmacia,

luego no se me quita de la cabeza el maldito 20783 que vendían en la “Cieguita de Oro”, y para terminarlo de fastidiar me compro unos guantes de cirujano de mi talla la 'mar' de elegantes ¡Y voy y se me olvidan en el 'Cielo'..!

– Ya será menos, ahora resultará que eres un ángel caído... – No, Joana, que me puse a jugar a la Rayuela mientras venía para aquí y me

despisté con el hambre que llevaba. – ¡A quién se le ocurre! ¿Para qué quieres unos guantes de cirujano de la farmacia?

Te puedo conseguir los que quieras. – !Qué sé yo! Se me había metido entre ceja y ceja, me apetecía comprar algo

distinto que aspirinas en la farmacia. Y además ¿No habíamos quedado en que

esta noche haría yo el papel de doctor malo en la fiesta? – Sí, claro que sí, pero no hace falta ir de cirujano. Y con todo ¡Hay guantes de

sobra, no le des más vueltas! – Ya, ya...pero me fastidia ir regalando cosas sin darme cuenta. – Anda, termina lo que tienes en el plato. Voy a sacar el turrón ¡Que se note que

mañana es Navidad!

Terminaron de comer y Pau tuvo que irse sin poder concretar lo del disfraz para la fiesta de la noche.

Mientras escuchaba las pruebas con el técnico de sonido, le comentó donde iba a pasar la Nochebuena y ....¡¡FLASH!!...Estaba todo claro: ni de cirujano, ni de médico malo, ni de nada parecido. Iría de periodista a la caza de noticia, de reportero agresivo, de intrépido gacetero nocturno: un micrófono, una grabadora, unos cascos y la oportunidad más maravillosa del mundo: gente,noche, música y un billete de ida aun país donde la imaginación es la única razón de existir. Una fiesta con seres privados de libertad por que alguna luz intensa los deslumbró y olvidaron las reglas

del juego pero no los sentimientos, ni el amor, ni el odio, ni los sentimientos, ni la sensibilidad, ni las lágrimas, ni las risas; seres puros, sin reglas....

PARA DESCARGAR EL TEXTO COMPLETO PINCHAR AQUÍ