Mientras engullía con apariencia de niño hambriento uno de esos bocadillos kilométricos de mi abuela, alcancé a decirle entre muelas trituradoras y miajón rendido:
- abuela, definitivamente eres una artista.
Hace ya algún tiempo que los rumores sobre el arte comenzaron a golpearme. Por aquel entonces mi temprana inocencia sólo me permitía exaltar las emociones a través de un ambicioso acaparamiento basado en el reclamo de unos pocos y en el más puro protagonismo infantil. Y sí, fue ahí, en esas horas en las que la imaginación y la ternura láctea jugaban a ser grandiosos pájaros volátiles sin rumbo, cuando alguien quiso mostrarme casi a susurros el oficio de las ideas y las percepciones; se abría descontroladamente ante mis ojos un elemento que existía sin haber faltado nunca, una actividad llamada arte con la que era posible expresar hasta el último valor más impalpable, una inspiración capaz de amansar a la fiera inquieta, un oficio que recogía el amor sepultado de las entrañas.
Aparcada, sólo aparcada la inocencia, aquel simple rumor ha ido adaptando una forma concreta, un hecho, una realidad irrevocable. A veces, ahora, tengo la sensación de que todo cuanto toco y observo acarrea consigo un sentimiento sustentado por el arte. A veces me resulta increíble la facilidad con la que se presenta y maravilla. Se rinde el arte a la belleza o a la pobreza de las cosas y no distingue. Es un escaparate donde reposa el ansia y la total entrega, el derroche de amor y las mil formas del deseo. En definitiva, un órgano vital, descaradamente supervivencia.
Si me preguntan por la utilidad del arte, creo que a cuestión más fácil jamás me he enfrentado. Y basta una palabra. Supervivencia. Gracias al arte conseguimos mantenernos con vida, y no entendamos por vida el hecho de levantarse cada día y caminar, no por favor. Sería demasiado cínico. Qué tal si entender por vida fuera la necesidad de satisfacer y soñar con ello, qué tal si entender por vida fuera el ansia eterna por un mundo mejor... y si vida es superación y el arte es la herramienta a la cual nos sujetamos para evitar no ser nada...
Estoy viendo a mi abuela, me observa feliz mientras engullo su obra de arte, parece engordar ella con cada mordisco mío. Entre muelas trituradoras y miajón rendido alcanzo a decirle:
- abuela, definitivamente eres una artista.
Felicidades por tu abuelita artista!! De verdad que lo es!
ResponderEliminarMuy bueno tu planteamiento Vida es Superacion y el ARTE es Supervivencia, pero de calidad!
Besos!