Alguna vez

Alguna vez, miedos comunes nos convocaron en la infancia...debajo de la cama, dentro del placard, en la oscuridad del cuarto. A miedos de niños sin temores concretos ni rotundos me refiero, a pesar de sentirlos como tales. Porque muchos niños viven a merced de miedos espeluznantes e irreparables.

Alguna vez el miedo nos sigue empequeñeciendo, nos resultan enormes ciertos problemas, nos refugiamos en ese niño que fuimos, y sólo basta mirar debajo de la cama, abrir de golpe las puertas del placard, encender todas las luces, gritar o cantar para espantar los fantasmas....tomarnos de la mano de alguien querido.

Alguna vez, amamos sin ser amados, volcando tantas lágrimas como sueños, y también nos amaron sin que pudiéramos responder con igual sentimiento, y entendimos.

Alguna vez, perdimos algo tremendamente amado, pensando que jamás íbamos a poder salir del duelo y la locura, sin embargo salimos.

Alguna vez, supimos que estábamos equivocados, y cometimos errores duraderos con plena conciencia de lo hecho.

Alguna vez dijimos aquello que sabíamos sería doloroso, pero también escuchamos lo que no queríamos oír.

Alguna vez la risa nos contagió inesperadamente, y es maravilloso cuando eso sucede, una de las mejores cosas que se sienten en el cuerpo, como la lluvia, como las caricias, como el abrazo.

Alguna vez, retuvimos en la retina la mirada de un perro, inolvidable, imprescindible, indispensable para el espíritu.

Alguna vez, conocí la inmensidad del mar, le generosa imponencia de una montaña, el cielo estrellado en el campo, una fabulosa tormenta eléctrica, un bosque, una ruta...

Así, puedo poblar de alguna vez, miles de virtuales hojas. La idea era nombrar temores de la infancia...y me perdí, jugando a las escondidas, porque algunas veces, desaparezco para que los miedos no me encuentren.

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