17 julio 2011

envidia




¿Porqué me corroe la envidia
cuando paseas por la plaza
y él de la mano te lleva orgulloso?
¿Porqué se anida en mí la desazón
al pensar en sus manos acariciándote?
¿porqué muero si son sus besos
los que presiento vistiendo tu piel?

Ya no hay destino para mi sino
que agoniza en la lejanía de tus ojos,
y sin embargo tu perfume a amapola
inunda diariamente mi despertar.

Ya no puedo vivir en esta vida,
pues a cada acto mi suerte viene
a recordarme que en otros brazos
hallas tu felicidad…

Mendigo de un aliento
precipito mi condena…
y ya pronto pondré punto final
al tormento que inundó mi ser…

Pues… la plaza se queda pequeña,
y mis manos desean emborracharse
con las delicias de tu cuerpo…
y mi boca…
desea llenarse con las mieles
de tus besos.
En este mundo,
y no en el de los sueños
donde cada mañana te hago mía.

Romero de Buñol
17-070-2011

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