29 abril 2009

Cuantos besos


Cuantos besos


Cuantos besos estos labios han dado
Cuantos besos
cuando mis labios eran tiernos
y mis deseos de amor ingenuo,
puro,
inmaculado,

He besado con los besos del alma,
He besado con los besos del placer,
He besado con los besos del amor esperado,
He besado tantas veces buscando sentir el amor,
He besado esa boca que solo quería beber del néctar de los amantes,
Alimentándome de falsas promesas,
Del romance de la noche
encendiendo la sangre de la lujuria
solo para convertirme en la hembra
en la amante,
en la mujer,
para dejarme después sola,
triste,
embarazada,
abandonada,
desesperada,
enamorada.

Cuantos besos estos labios han dado
besos,
caricias,
que se convirtieron en la misma vida
en la prolongación de nuestros cuerpos
empezando el momento sublime de la fusión de dos cuerpos
para volverse uno.


Yo lo amaba,
lo quería más que a mi vida,
fueron mis besos los tesoros
que para el había guardado
y mis caricias,
mi virginidad,
mi entrega de amor,
para completar el milagro maravilloso
del fruto del amor,
de nuestros hijos.
Mis besos de amor
fueron miel dulce y cautivadora
Mis besos,
se los di con todo mi amor,
más allá de mi carne,
de mi piel,
de mi ser,
de mi sentir,
fueron besos que brotaron del alma
de una joven mujer enamorada
volando alto,
tocando nubes blancas,
acariciando el pecho de mi primer amor,
esos fueron los besos mas puros,
la entrega mas limpia,
ingenua,
natural,
el amor de juventud,
los primeros besos,


Poco tiempo después llegaría el ultimo beso,
el beso traicionero,
el beso mentiroso,
el beso de Judas.

Así pasaron muchas lunas
y me olvide de besar,
mis pechos,
mis piernas,
mi piel,
mis labios,
mi cuerpo,
todo dejo de sentir caricias.


Por mucho tiempo me resigné con los besos de mis hijos,
de mis padres,
de mis hermanos,
y los de mis otros seres queridos,
los otros tipos de besos,
a contentarme con los abrazos
que buscaba hambrienta
porque estaba seca
y necesitaba beber de las aguas del amor,
estaba calmada,
quieta,
en espera,
para entregar mis caricias controladas,
mis besos escondidos,
mis besos que estaban esperando.


Hasta que una noche llegó el amor,
cuando menos lo esperaba,
me cubrió el alma,
el cuerpo toda de besos,
de unos besos tibios,
apasionados,
honestos,
fueron besos buenos,
no dijeron nada,
no me hicieron falsas promesas,
fueron besos de amor,
no me preguntaron nada,
solo me cubrieron toda
con plenitud desconocida,
llenándome de nueva luz,
de suave esperanza
y sobre todo calmando mi sed,
mi sequía de amor.



Marisabel - Febrero 05, 2009

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