16 abril 2009
La Égida
Todo comenzó con la noche centelleando entre mis dedos. El reloj había muerto hasta convertir sus cifras en 0… los puntos parpadearon hasta que pasado un minuto volvió a la vida. Todo sucedía con la misma puntualidad exquisita. De nuevo el mundo se dibujaba con el peso de las palabras que algún autor anónimo había escrito en esa historia. Un día nuevo comenzaba renaciendo entre las cenizas aun calientes del anterior.
La vida se abría paso como una enredadera gigante que lo devoraba todo. Las palabras volvieron enganchadas de la mano de una musa inspiradora. Aparecieron tras su estela cuando la quimera de humo se transformo en carne y hueso… radiante me miraba debajo del umbral añadiendo la luz que el sol se había llevado tras el horizonte en el ocaso.
Una chispa había iniciado una reacción que disparaba en todas direcciones para después concentrarse en una burbuja de silencio… la paz vino después profunda como el barranco de un suicida experimentado… y fue eso la sensación de conocer algo la que me sobrevino de repente. No era un dèjá vu… sino algo mas sencillo y delicado.
Una dulce esencia se difuminó en aroma para deslizarse por el aire hasta llenar la habitación de un todo que ardía en la punta de la lengua hasta que el recuerdo le nombrase sobresaltado.
Eres tu…!
Una sonrisa confirmo las sospechas y pudiste ponerte a la luz para que te contemplase como si el tiempo no hubiera fijado en ti los ojos. No había cambiado nada desde el día que te perdiste entre el tumulto de la gente que se agobiaba por llegar el primero. O en aquella ocasión en que debíamos llegar sin retrasarnos a una reunión importante y acabamos en una cervecería a la que convertimos en un atasco.
Sabia que era el olor del humo de tu presencia lo había respirado tantas veces como para convertirlo en el mío propio. Cuanto tiempo desde que te olvide en algún espejo de un aeropuerto. Pero siempre acabas por encontrarme. No es que me quejase… Sencillamente es que no te esperaba aún.
No ha pasado suficiente tiempo desde que me olvide de llamarte… intentando encontrarte en mi pasado… desquiciado tras haber fumado un paquete de cigarrillos… sin el alma en un puño deseando averiguar si lo que ha ocurrido es cierto o una sencilla pesadilla.
Tampoco te esperaba tan sereno y calmado que no pareces tú sino un ángel flotando en una nube… y no es porque viva en una burbuja encerrado en mi pecera. Que no quiera ponerte escamas brillantes e invitarte a nadar conmigo. Es que me has sorprendido.
Gratamente… Porque aun recuerdo cuando corríamos por las calles en verano huyendo del sol del mediodía como forajidos en sus monturas cruzando el desierto de las mentiras buscando la única verdad…. el porque de que no nos han salido las cosas como las planeamos.
Conseguimos grandes retos como llegar a la luna y correr por su arena de plata… bajamos a la Atlántida a rebuscar entre las tumbas de los percebes y como olvidarme de cuando viajamos al pasado para reírnos de los dinosaurios herbívoros que eran perseguidos por los depredadores… Pero en el resto… hemos fracasado…
Nunca comprendimos el amor y su significado. Lo buscamos incluso preguntando a Lobatón que nos remitió amablemente a la mierda. Cambiamos ollas de oro de duendes olvidadizos para conseguir algo de inteligencia y nos pagaron con un príncipe rana que tiramos a la alcantarilla.
Cruzamos nuestra cara con una historia hilarante que nos transformaba en esperpento y aun así no nos basto que la idea de hacer reír era suficiente. No encontramos al amor y tampoco la meta de la que tanto hablan y solo se ha escuchado este silencio como respuesta.
A pesar de todo sigues viniendo a mi casa con las manos vacías y una gran sonrisa… dándolo todo y sin esperar nada a cambio… eres el único que podría alegrarse cuando un barco se hunde… comprobando que todos son como ratas menos los lunáticos que creen que una sonrisa salvara al mundo. Una tan pura como para llenarlo todo de flores y que la caricia de la música te suma en un mar de sosegada tranquilidad.
Cuando los gritos se tornen en silencio al contacto de la noche y que todo se vaya colocando gota a gota en mi cerebro para terminar de equilibrar la ecuación.
Tú eres yo y siempre lo he sabido.
El Ave María entra con su arpa apuntalando la ciencia cierta de mis palabras lanzadas al espacio como un guante solitario. Siempre has estado ahí apoyando los pasos de mi camino aunque yo mismo me encargara de pintar cuestas imposibles de alcanzar que con esfuerzo terminaran por ser superables.
A mi lado la soledad no tiene cabida y nuestras historias aburrirían hasta los muertos… el sueño se niega a pagar nuestras deudas y sigue declarándonos insomnes adictos a la luna.
La vida nos entrego un diccionario lleno de historias por escribir y relatar… un sinfín de melodías que harán la delicia de espectadores que en sus sillones preferidos acontecerán a presenciar algo más que un relato.
Vivirán la experiencia de que la noche mientras que algunos duermen y la ciudad reposa en entre el silencio de los coches desperdigados… cantando una canción al borde de la cuneta donde se quedo más de un suspiro… las estrellas iluminan las notas del pentagrama y el sonido comienza a convertirse en partículas…
Que suavemente te transportan a un mundo donde todo es posible donde lo que puedas lograr esta a un paso de tinta de distancia. Comienza la historia de las palabras… un lugar donde encontrarse con aquello que espera detrás de la puerta.
Una oportunidad de sentirse uno mismo sin una cara ni un nombre… simplemente un único ser con todo el universo. La verdad de su propia existencia.
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Un relato muy lunático...
ResponderEliminarPor cierto, ya no me acordaba de lobatón. Lo sé debería estar comentando algo más a la altura de tu literatura, pero es que aún me estoy reacostumbrando a la noche.
Es una historia verídica?
Ciertamente sí, es algo lunático, abstracto y muy profundo. Un recuerdo poeano.
ResponderEliminarUna de las estrofas que me más me ha gustado, y con la que has conseguido sonsacarme alguna carcajada ha sido: "Nunca comprendimos el amor y su significado. Lo buscamos incluso preguntando a Lobatón que nos remitió amablemente a la mierda. Cambiamos ollas de oro de duendes olvidadizos para conseguir algo de inteligencia y nos pagaron con un príncipe rana que tiramos a la alcantarilla." En especial, el verso del remitente y su adjetivo calificativo, 'amablemente'.
Me alegro muchisimo de que aunque mi locura latente se ha mostrado... haya podido entregar algo satisfactorio.
ResponderEliminarPrometo dejar un par de prosas en este lugar que me ha acogido. Intentare no cambiar la calidad de las palabras que aqui he visitado.
Nuevamente declaro que es un placer y un pequeño sueño realizado. Compararme con Poe... demasiado bueno para ser realidad :p
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarFelicidades, lo voy a volver a leer más veces, y seguro más detenidamente. Merece la pena que sigas aqui, bienvenido
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