(Un ser de otro planeta)
Dentro de mi húmeda cueva a cien metros bajo un glaciar,
este único casquete polar moribundo y antiguo,
da vida a los hongos y bacterias en las paredes de mi habitáculo.
Que mis dedos casi sin uñas se encargan de rascar,
viví desde el inicio de mi especie y ahora soy el último.
Perdí los ojos y el color por la ausencia de luz,
hongos y bacterias en un unico mendrugo,
y mi boca ya no necesita masticar.
Mis ojos ausentes aun recuerdan el azul y verde de mi mundo.
El sol claro y el azul del cielo,
mi imaginación tan florida y pujante en pleno vuelo.
Adminar praderas verdes, nos hacían soñar con un futuro,
nos dimos cuenta tarde que ya no eran más interminables.
Con la bendición del cielo cada vez más escasa dejaron de ser verdes,
de unos escasos grupos en desenfrenada reproduccion,
llegamos a ser billones.
Como manada de langostas sobre nuestros recursos,
fuimos insaciables.
Muy pronto la naturaleza nos paso la factura,
murió y con ella poco a poco morimos también nosotros.
Aquel planeta de azules y verdes.
Se fue plagando de grises y rojos.
Los pocos que quedamos buscamos una salida y huimos de la llanura .
Buscamos refugios húmedos y fríos,
cada vez más profundo,
cada vez menos.
Algún día unos extraños miraran nuestro planeta,
después que la vida haya desaparecido.
Veran solo rocas rojas,
sobre llanuras calcinadas.
Pero si buscan bien sabrán que hubo vida,
sabrán que yo existía.
Y que me llamaba, humano.
Juan Calle-Bellido
me gusta. la historia en si. es una factura justa, y si no aprendemos que nada es gratis, al final nos tocara la ruina.
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