La luz entrando por la ventana
llenando de claridad la habitación,
iluminando sobre la cama el cuerpo desnudo de Ana.
Sus dos hermosos montes blancos y su división
yacen cerca de mis manos que la cubren como guantes
de lana,
tantas palabras para decir simplemente,
¡que linda es la cola de Ana!.
La mesa de luz posa un vaso de agua en extinción,
que deja rodar una gota sobre la superficie plana...
Enciendo el ventilador que gira como una eterna
canción,
tu cuerpo desnudo se estremece y te cubres
con la sábana.
El sol acapara el cuarto como una gran explosión,
y trasluce debajo de la sábana los tristes pezones de Ana,
que resurge de la cama y camina desnuda hacia la ventana.
Sonríe y con mucha sensualidad baja las persianas...
Bellos versos con sabor a recuerdo
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