06 mayo 2009

Poema de Fernando


Compañía

La habitación roza las nubes
que abrigan el misterio de la luna
en el pañuelo negro de la noche…

La luz de unas cuantas velas
y el olor de quince rosas
salvadas del sendero de mil pétalos...

Champaña helada, fresas con crema,
una tibia tina y dos batas blancas
sobre el frío piso.

En este escenario de erótica simpleza,
una pareja se ama sin parlamentos,
son actores y son testigos…

La ventana abierta a los espías,
de la brisa acariciando las pieles desnudas de un hombre y una mujer…

Dos cuerpos haciendo el amor
entre brillantes y frágiles burbujas,
preñando de ganas la vida…

Y después del sexo,
del movimiento final;
una mirada, una pregunta…

¿Quién es usted?
¿Yo?
¡Sí, usted!...

Yo soy el amor de una noche,
otra de tus aventuras;
mucho gusto, señor…

Se hace tarde, salió el sol.
Se fue sin decir nada
y la luna la acompañó…

La ropa ajada sigue en el piso,
el lecho sigue empapado de sudor;
viste sábanas que huelen a pasión…

Se siente el cuerpo satisfecho,
le queda el alma vacía
y el aire materializa su presencia…

¿Y tú, quién eres?
¿Yo?
¡Sí, tú!

Soy tu compañera de toda la vida:
me llaman soledad; pero tú,
tú puedes llamarme amor.

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