Te soñé a mi lado, mis ojos en ti, buscándote, recorriéndote; mis besos anudados a los tuyos.
Tus labios, tus caricias, tu cuerpo en mí. Desnuda mi alma por ti, mis manos te recorrieron descubriéndote, mimándote, deteniéndose en cada escondido rincón en el que sentirte; cerca, muy cerca.
Tu cuerpo entregado, tú, y yo dentro de ti.
Bebí de tu dulzura, creí en ella, saboreando cada instante en el que te supe mi alimento, cada segundo en el que quererte a mi lado, juntos, unidos.
Tu voz me indicó el camino, me invitaste a traspasar tu umbral, mis labios escribieron todos los versos prohibidos en ti, tu cuerpo fue poesía y al abrirse a mí la descubrí en toda su certeza, lo invadí, me refugié en él y descansé al cobijo de tu cintura.
Reviví en tu sexo, lo hice mío, te diste y al hacerlo cien veces susurré un "te quiero" mientras tú, callada, me sonreías.
Una vez más, gracias por permitirme estar aquí.
ResponderEliminarTus palabras transpiran un intenso amor, dulzura, delicadeza, hay mucho sentimiento reflejado en ellas. Gracias. Un saludo.
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