11 junio 2009

Corazón vacío...





Hablo de tu infinita soledad
dijo el fulano
quisiera entrar al saco de tu memoria
apoderarme de ella,
desmantelarla desmentirla,
despojarla de su último reducto.


Tu soledad me abruma/ me alucina
dijo el fulano con dulzura
quisiera que en las noches me añorara
que me echara de menos
me recibiera a solas...







Se acercó, la puerta estaba abierta, lo acogieron, alimentaron, secaron sus ropas. Ella le estaba esperando y, apenas días desde su llegada, ambos se entregaron a un cariño que ninguno recordaba, juntos curaron las heridas de un dolor reciente. Se acercó, abrió su coraza, se mostró limpio, sin esquinas, sereno.

Ella lo aceptó, dulce, noble, alma atormentada; compartieron ausencias, sufrieron juntos, penaron, lloraron silencios mientras sus voces se llamaban... mudas, necesitadas, hálito de luz al escucharse. El tiempo alumbró su necesidad de tenerse, hábito de pensar y pensarse, soñarse, escribir y leerse, quererse. Cada mañana, una poesía prendida en su mesilla, versos puros que la acompañaban hasta su regreso cayendo la noche, tiempo entonces para que las palabras cedieran sus espacios. Creo en ti, prendida en ti, susurraba, mientras ambos dejaban juntos pasar el tiempo.

Pronto, demasiado pronto, sus heridas cicatrizaron mientras el dolor de su alma se fue cerrando, la ausencia quedando atrás y el sufrimiento apagándose…

Un día, otro amanecer, poesía en su primer mensaje dejando llegar el alba, tarde cerrada quebrando su ausencia, la noche y su regreso. Llegó y al llegar pensaba, apenas llegando sentía sus brazos, sus caricias, besos, pasión, promesas. Llamó a su puerta, completó el ritual que tantas noches precedía su encuentro. No obtuvo respuesta, nadie abrió, nadie le buscó, nadie esperando su entrada. Pronunció su nombre, gritó su falta, esperó, uno y mil mensajes dejó ante su puerta. Nadie contestó, nadie abrió el paso, nadie… En aquel corazón nadie vivía, nadie en aquel corazón … vacío de ausencias, vacuo, incierto, cerrado.








Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda...



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