05 junio 2009

El principio del fin

(¿Les ha pasado? ¿En sus vivencias hay ese "Principio del Fin"?)
¿Por qué será que siempre se encuentra un evento específico que precede a la desgracia, como si este fuera el causante de la misma?

Al recordar esa tarde vuelvo a sentir el mismo escalofrió que recorrió mi cuerpo, el que en ese momento fue un mal agüero, y que hoy corona el epitafio sobre la tumba de la vida que conocí hasta aquel entonces como tal y que precisamente ese día dejó de ser.

Mi padre no quiso celebrar su aniversario de bodas No. 20, y el novio que solía tener por aquella época no pudo (porque no quiso) acompañarme en esa velada anual que para todos es tan importante. La compañía era, a excepción de un par de personas, casi desagradable; la habría pasado muy aburrida de no ser por esa sensación que me tenía tan intranquila e impedía que pudiera mantener bajo la mesa las piernas quietas, con lo que odio que otros hagan eso.

Esa noche de Abril “fue el principio del fin”.

Los acontecimientos que le sucedieron desataron una tormenta que no ha dejado de hundir barcos y arruinar puertos cada que le es conveniente; estoy segura que tendrán que pasar muchos años más para que este océano olvide la rabia y deje de vomitar todos los restos de innumerables naufragios que causó además de sus incontables muertos, en el caso de que eso sea una posibilidad.

A partir de ese día, la felicidad ha sido algo que apenas siento por momentos, porque tarde o temprano vuelve a turbarme esa misma borrascosa oscuridad. Como ese mal presagio, han sobrevenido otros mucho más fulminantes, replicas agravadas de la misma condena.

Aún así, contenta siempre que puedo, aguardo esperanzada el día en que la calma llegue a mi mar.

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