09 junio 2009

La recompensa de los cazadores

Azazel es el último demonio de mi lista de cazador. Es un talentoso salteador de cuerpos que transfiere su deidad maligna mediante el tacto. Su aroma me conduce por las estrechas callejuelas de Malasaña… cuando me encuentro con el cara a cara al cruzar una esquina… nuestros ojos se cuentan el resto de la historia al chocar las miradas de fuego entre si. Reconoce a Nemesis debajo de la solapa de mi chaqueta y de un salto comienza una huida en dirección a la plaza mas concurrida de esos momentos.

En la estampida se topa contra unos cuantos borrachos a los que escudriño al pasar junto a ellos sin que haya transferencia alguna… Azazel sigue corriendo y salta al interior de una plaza llena de jóvenes… Mi cuerpo choca violentamente contra la primera hilera de personas y tira al suelo a tres de ellas… sus compañeros me empujan con grandes voces… un puñetazo directo a la nariz del mas grande de ellos silencia al resto del tumulto. Ayudo a levantarse a los tres caídos y al gigante sangrante le digo que guarde silencio mientras intenta recordar de donde ha venido el puñetazo.

Sus amigos se retiran cuando me abro paso entre ellos en busca de Azazel… el cuerpo antiguo esta tumbado en el suelo bocabajo echo un guiñapo Vuelvo a olfatear el ambiente y encuentro un trazo firme de su esencia deslizándose entre las calles del fondo… Saco a Nemesis y el resto de la gente que cuchicheaba se aparta de golpe quedando yo únicamente en el centro de la plaza… de un par de zancadas vuelvo a coger carrera y de un salto me encaramo en lo alto del tejado de un edificio de cinco alturas… abajo la gente se queda con las incógnitas de lo sucedido y el alcohol vuelve a sumirles en la amnesia del momento.

Avanzo a un ritmo de vértigo sin levantar sospecha alguna deslizándome entre las antenas y las azoteas de teja… Corro a su lado por encima de el… sin que nada pueda descubrirme… me quedo en cuclillas cuando el decide hacer un cambio de cuerpo… la chica rubia cae al suelo echa añicos mientras se ajusta la piel de un rudo motorista con chaqueta de cuero… Enciende la Harley y quema es asfalto con un chirriar cerúleo de goma quemada… Vuelvo a volar entre las cúpulas de los edificios mientras que el atraviesa la ciudad pensando que esta a salvo del cazador de escorias.

Apunto y acariciando el gatillo revientando el brazo derecho del motorista que tras el impacto cae al suelo moto incluida y patina hasta frenarse de golpe con un turismo plateado… El casco se desintegra en sus dos mitades como una cáscara de huevo… su melena se desparrama sobre el asfalto húmedo y queda como un bello ángel caído llegado del infierno… caigo sobre un coche y sus lunas estallan bajo mi peso… su estructura se convierte en un acordeón… y el demonio recula con su único brazo reptando por el suelo hasta apoyar su espalda contra la puerta de otro vehículo.

Mi sonrisa se tensa en el momento justo que un demonio sombra me agarra por el cuello en una maniobra de aprisionamiento que hace que Nemesis caiga al suelo… Intento zafarme dando un salto hacia atrás cuando noto que mi espalda se incrusta en el hormigón del edificio… el demonio sombra lo ha esquivado y ahora delante de mi mantiene sus férreos brazos aprisionando mi cuello entre sus manos… La saliva baja en un hilo fino mientras que el motorista se levanta a recoger la pistola del suelo… Acciona el martillo y el tambor gira una posición… el clic señala que la bala de el alveolo esta cargada… acaricia el gatillo en el precioso momento que mi pierna eleva a la sombra colocándola entre yo y la pistola… una bocanada de fuego arrasa la figura de sombra convirtiéndola en humo… Un cabezazo directo entre los ojos sienta al motorista de culo…

Recojo la pipa y un guardia me pide que la deposite sobre el suelo… su compañero rápidamente me apunta con su automática de 9mm… giro el tambor mientras me increpan de nuevo esta vez con la advertencia de que dispararan si continuo sin obedecer… mi cuadriceps se tensa como un resorte y estalla sobre mi pie impulsándome en un salto vertical… en el ascenso el índice golpea secamente el gatillo y el retroceso me ayuda a ascender en horizontal mientras compruebo como el cuerpo de Azazel se consume entre las llamas del infierno.

Los policías abren fuego sobre sus cabezas pero yo ya estoy demasiado lejos de esos dos humanos que se empeñan en taladrar el firmamento nocturno de plomo sin destino alguno.

El cielo se abre y un ángel vengador recoge la lista de almas… Chequea las victimas y me rechista por el empleo de la fuerza bruta en alguno de los casos resueltos. Inyecta el premio directamente en mi cuello con una aguja de oro… Mis sentidos se potencian hasta el extremo de que escucho los pensamientos del mismísimo ser alado. Mis músculos se hinchan y aparecen sobre ellos marcas longitudinales como los de un tigre de bengala… El vengador sonríe y dice que son daños colaterales… acaricio las líneas y de un tiro arranco la sonrisa de la cara… sus labios se pegan entre ellos en una masa de tensa piel… Contesto a su desquiciada pregunta con una aseveración de que debería pensar de quien se ríe y de quien no.

En el cielo le reconstruirán la boca nueva… pero abajo en la tierra un demonio atigrado es demasiado evidente para pasar desapercibido… Decido emigrar a la selva subido a en una nube de tormenta… me desplazo a la velocidad de la luz encaramado con las uñas al lomo de los rayos… cuando llego a mi nuevo hogar… me precipito en uno hasta partir por la mitad un árbol centenario…

Se escuchan los rugidos de las bestias milenarias al percibir mi presencia… saben que ha llegado el cazador y tiene nuevos nombres con una lista de pecados que solventar… Escojo uno entre todos ellos y Sammael piensa cuentas vidas le quitare antes de que comience a sopesar si le sale rentable ser el Acoso de la Resurrección.

2 comentarios:

  1. ha llegado el cazador, y viene pisando fuerte por lo que leo!!!muy bueno tu relato.

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  2. Excelente relato como todo lo tuyo. Mientras te leia podia imaginar todo lo que relatabas.

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