Yo que creía imposible más dicha,
me encuentro aquí, viviéndola casi plena
bajo la condena de una inesperada casualidad.
bajo la condena de una inesperada casualidad.
Por generación espontánea fue que se materializó
y apareció quieto frente a mis ojos,
un regio hombre que cuando quiere y como solo el sabe se vuelve niño,
que desde lejos me hechiza con su inmóvil mirada de amoroso pillo.
Aquel que me encarga besos recién nacidos
que yo resguardo en mi pecho,
mientras me alimento a cucharaditas de lo que creo se llama felicidad.
Y me imagino radiante a su lado,
Sabiéndome deseada,
como alegre ingenua, una niña mimada,
aleteando intrépida, entregándome insensata,
a esa fuente de romance inagotable,
solos en nuestra dimensión,
solos en nuestra dimensión,
la ciudad sin nombre ni lugar en el mapa,
en un solo tiempo: la eternidad.
Mientras tanto, yo espero
que una piadosa catástrofe me arranque de la vida real,
y me lleve a su lado,
en nuestro mundo raro,
para no saber más nada sobre futilidad.
Me encanto tu poema!! Me toco el alma, en este momento me siento tal y como lo describes...
ResponderEliminarSaludos!