Trato hecho.

Su voz resonaba en mi cabeza constantemente… era una especie de conciencia adquirida que hablaba por mi… pensaba muy coherente, incluso había circunstancias en que lo hacia mejor que yo.

Era una buena fuente de consulta, aunque como todas mis locuras aparecía y desaparecía a su antojo y voluntad… así que ahí me tenías en ocasiones preguntándole a la nada que debía de hacer.

La respuesta a veces era instantánea y otras tardaba semanas en llegar y cuando lo hacia… para que demonios… porque tenia que pasarme un buen tiempo descubriendo a cual de las preguntas anteriores estaba referida.

Tenia un consejero ausente… solía reírme antes de solucionar cualquier asunto por mi solo. Incluso tuve temporadas en que obviaba cuestionar y directamente me ponía manos a la obra… pero eso no le sentó demasiado bien. Así que había terminado por ceder al dialogo, porque cuando una cosa no le gustaba.

Era peor el remedio que la enfermedad… y cuando ya había obrado me llenaba de dudas y desconocimiento. No había nada peor que la sensación de estar nadando con un cuchillo en la mano en un tanque lleno de pirañas con un tiburón acechando y no saber que haces ahí.

Si lo miras así estas jodido de cualquiera de las maneras… pero la verdad es que estudiando detenidamente el caso… hay cosas mejores y cosas peores…

Casi prefieres matarte tu mismo a prolongar el experimento… porque se puede perder de muchas formas. Puedes conseguir acuchillar al escualo y que las pirañas actúen de verdugas por ti… pero también cabe la posibilidad de que sea al revés y entonces el veredicto no te cae tan bien. O incluso extender eso hasta el infinito y en el último momento que te muerda el bicho y las pequeñas mandíbulas se unan al festín.

En los casi todos los casos las pirañas se ponen las botas de una forma u otra… y tu generalmente sales perdiendo. Pero que se le va a hacer, la cosa es no acercarse a esos lugares donde la solución esta en las manos de un mono con una ballesta apuntándote.

Puedes caerle bien o mal… pero la diferencia radica en lo que sucede a continuación. Demasiadas variables y la voz dándome consejos como quien juega a las cartas. Yo no pedí eso… tan sólo quería acertar en los errores futuros que ya había experimentado y ella llego… me costo asimilarlo… durante mucho tiempo me negué a tener esa ayuda exterior que no era sino una voz dentro de mi.

Pero aun así algo que eclipsaba mi autodeterminación. A pesar de todo poco a poco me di cuenta que no era un problema sino un comodín que consultar cuando las cosas se ponían a evolución en el filo de una navaja. El lado para el que te inclines puede no significar nada o simplemente el resultado de todo.

Por si acaso ahora medito más mis reflexiones y he aprendido a esperar a que se proclame y me ilumine… a veces camino a oscuras y otras con luz… aunque la verdad es que todavía puedo aventurarme a utilizar mis propias pupilas.

Nos repartimos los problemas a la mitad… a mi me caen los de 50% y a ella los complicados porque alguien me dijo una vez.

“Sonríe exclusivamente cuando sepas a quien echarle la culpa de la desgracia… porque entonces estarás salvado de recibir la primera piedra.”

No se lo que quería decir en aquel momento aquel señor anclado a una botella de alcohol del duro… pero por si acaso tengo unas piedras en el bolsillo y se apuntar con el índice a favor del viento. Lo que venga después…

Simplemente es una elección de mi conciencia. Puedes aceptarla o no… pero eso queda en tu terreno y yo ya tengo bastante con seguir adelante. Sonrío, no porque ya sepa lo que va a ocurrir… sino porque tengo culpable escrito en la cara y no me importa demasiado esquivar las pedradas.

Nunca hago las cosas que me dicen sino las que dialogo en mi cabeza porque es demasiado sencillo echar las culpas a alguien sin apechugar tus propias acciones. Porque no es más cobarde quien acusa… sino el que niega lo evidente.