Volvemos a reunirnos los reyes del mundo en torno a una hoguera… lo hacemos en las sombras donde nadie que no sea un elegido pueda molestarnos o entretenernos con sus historias. Somos una raza que manejamos nuestros asuntos en forma de condena que llevar a cuestas y poca gente puede bailar a nuestro ritmo sin perder la cabeza en el intento.
Suena la siguiente canción y el plan comienza a urdirse entre los fuegos… el tiempo es un caimán hambriento y conforme el sol va dibujando su parábola en el cielo, nuestra esperanza de escapar sin luchar se va perdiendo. Aunque no nos importa; adoramos la pasión del momento. La adrenalina como carburante y la ausencia de dolor el único credo.
Sangre y sudor… son la insignia que rezan nuestras paredes… arriba el mundo se desarrolla con normalidad, las cosas suceden en su orden natural y lo mecánico sigue comportándose bajo las leyes físicas establecidas. En cambio en las entrañas de la guarida todo va a la inversa… modificamos las reglas y las sometemos a nuestra propia voluntad. Lo que es negro puede convertirse en blanco y sus grandes proezas para nosotros son reseñas escritas en una servilleta.
Ellos disfrutan y nosotros lo hacemos también a nuestra manera… Su mundo se para en ese momento en que se bajan de sus ajetreadas vidas para disfrutar de esos sencillos placeres, nosotros en cambio brillamos, porque pasamos el día entero esperando a ese instante sublime en que todos los sentidos funcionen como uno solo y todo tenga sentido. A pesar de que nos separe tan solo una pared en el fondo no deja de ser un abismo. Ellos dominan el mundo fuera y nosotros lo hacemos dentro. Por muy buenos que sean haciendo dinero, no deja de suponer solo eso y no merece ningún talento.
En cambio en nuestra casa… vendemos ilusión y compramos de esa forma un hueco entre las estrellas, uno no muy grande porque no nos gusta llamar la atención, pero si uno modesto donde podamos manejar los hilos de nuestras propias marionetas. La función esta empezada y todos juegan a la sillita al ritmo de la música que tocamos en el concierto… ponemos la guinda al pastel y gran parte de este a su vez.
No nos molesta ir en contra del tiempo, nuestra religión es una marca de sangre que se pierde entre nuestros cuchillos. Pero la cuenta continua en su avance mientras que elaboramos un complejo plan para conquistar el planeta entero desde el mismísimo infierno.
Sonríen y beben ajenos a lo que se cuece a pocos pasos de sus historias doradas… se felicitan y charlan por un éxito tan efímero igual al de la basura que llenara los contenedores al día siguiente. Sus vivencias no dejan de parecerse a la grafica de la bolsa en los últimos cien años… algunas ganancias y muchas perdidas… los picos caen a plomo cuando las cosas no salen bien… En cambio en el averno el equilibrio nos mantiene sobre la cuerda floja un día si y al otro también.
Abajo nos esperan los cuchillos y todos los objetos afilados apuntándonos con sus aristas en espera a que de un traspié acabemos allí ensartadazos. Las jornadas tan parecidas como los monótonos repartos y tan solo cuando estas al final de la semana te relajas y piensas que es Domingo y todo Dios puede librar. Los lunes el ciclo destructivo vuelve a comenzar. Pero nuestras victimas han reservado plaza sin ni siquiera pestañear. Son tristes corderos rumiadores de sociedad. Sus ojos muestran indiferencia y en los nuestros brillan los fuegos de nuestra cocina.
Un paso más y sus sentimientos se confunden entre los sabores que chisporrotean en sus paladares como gotas de pura vida. Sus infancias se disuelven frente a la verticalidad de los platos que degustaran hasta que sus ocupadas vidas terminen por consumir el recuerdo de su estancia. Nosotros seguiremos reinando en la sombras, porque sencillamente. Si saliésemos de ellas dominaríamos el mundo repleto de borregos sin iniciativa.
La lucha esta perdida porque en sus absurdas existencias escogieron triunfar en vez de soñar con sus vidas escogidas por su voluntad… cambiaron sus sueños y objetivos por metas remuneradas y exitosas… vendieron sus ideales para vestirse con primeras marcas y aparentar cosas que no son. Se pudren en sus solitarias experiencias porque dejaron de pelear por sus corazonadas y así amoldarse al lamentable ejército de los hombres con sangre de horchata.
No levantan la cabeza porque excepto unos pocos todos tienen un superior que les cortara las alas para así evitar su avance. Pobres esclavos de sus salarios que no lograran aprender que tan solo somos lo que hacemos. Así de sencillo. Unos malgastan sus miserables vidas mientras que los demonios disfrutamos de nuestro trabajo.
Suena la siguiente canción y el plan comienza a urdirse entre los fuegos… el tiempo es un caimán hambriento y conforme el sol va dibujando su parábola en el cielo, nuestra esperanza de escapar sin luchar se va perdiendo. Aunque no nos importa; adoramos la pasión del momento. La adrenalina como carburante y la ausencia de dolor el único credo.
Sangre y sudor… son la insignia que rezan nuestras paredes… arriba el mundo se desarrolla con normalidad, las cosas suceden en su orden natural y lo mecánico sigue comportándose bajo las leyes físicas establecidas. En cambio en las entrañas de la guarida todo va a la inversa… modificamos las reglas y las sometemos a nuestra propia voluntad. Lo que es negro puede convertirse en blanco y sus grandes proezas para nosotros son reseñas escritas en una servilleta.
Ellos disfrutan y nosotros lo hacemos también a nuestra manera… Su mundo se para en ese momento en que se bajan de sus ajetreadas vidas para disfrutar de esos sencillos placeres, nosotros en cambio brillamos, porque pasamos el día entero esperando a ese instante sublime en que todos los sentidos funcionen como uno solo y todo tenga sentido. A pesar de que nos separe tan solo una pared en el fondo no deja de ser un abismo. Ellos dominan el mundo fuera y nosotros lo hacemos dentro. Por muy buenos que sean haciendo dinero, no deja de suponer solo eso y no merece ningún talento.
En cambio en nuestra casa… vendemos ilusión y compramos de esa forma un hueco entre las estrellas, uno no muy grande porque no nos gusta llamar la atención, pero si uno modesto donde podamos manejar los hilos de nuestras propias marionetas. La función esta empezada y todos juegan a la sillita al ritmo de la música que tocamos en el concierto… ponemos la guinda al pastel y gran parte de este a su vez.
No nos molesta ir en contra del tiempo, nuestra religión es una marca de sangre que se pierde entre nuestros cuchillos. Pero la cuenta continua en su avance mientras que elaboramos un complejo plan para conquistar el planeta entero desde el mismísimo infierno.
Sonríen y beben ajenos a lo que se cuece a pocos pasos de sus historias doradas… se felicitan y charlan por un éxito tan efímero igual al de la basura que llenara los contenedores al día siguiente. Sus vivencias no dejan de parecerse a la grafica de la bolsa en los últimos cien años… algunas ganancias y muchas perdidas… los picos caen a plomo cuando las cosas no salen bien… En cambio en el averno el equilibrio nos mantiene sobre la cuerda floja un día si y al otro también.
Abajo nos esperan los cuchillos y todos los objetos afilados apuntándonos con sus aristas en espera a que de un traspié acabemos allí ensartadazos. Las jornadas tan parecidas como los monótonos repartos y tan solo cuando estas al final de la semana te relajas y piensas que es Domingo y todo Dios puede librar. Los lunes el ciclo destructivo vuelve a comenzar. Pero nuestras victimas han reservado plaza sin ni siquiera pestañear. Son tristes corderos rumiadores de sociedad. Sus ojos muestran indiferencia y en los nuestros brillan los fuegos de nuestra cocina.
Un paso más y sus sentimientos se confunden entre los sabores que chisporrotean en sus paladares como gotas de pura vida. Sus infancias se disuelven frente a la verticalidad de los platos que degustaran hasta que sus ocupadas vidas terminen por consumir el recuerdo de su estancia. Nosotros seguiremos reinando en la sombras, porque sencillamente. Si saliésemos de ellas dominaríamos el mundo repleto de borregos sin iniciativa.
La lucha esta perdida porque en sus absurdas existencias escogieron triunfar en vez de soñar con sus vidas escogidas por su voluntad… cambiaron sus sueños y objetivos por metas remuneradas y exitosas… vendieron sus ideales para vestirse con primeras marcas y aparentar cosas que no son. Se pudren en sus solitarias experiencias porque dejaron de pelear por sus corazonadas y así amoldarse al lamentable ejército de los hombres con sangre de horchata.
No levantan la cabeza porque excepto unos pocos todos tienen un superior que les cortara las alas para así evitar su avance. Pobres esclavos de sus salarios que no lograran aprender que tan solo somos lo que hacemos. Así de sencillo. Unos malgastan sus miserables vidas mientras que los demonios disfrutamos de nuestro trabajo.
exelente! una vez más. Este texto merece un primer puesto, o uno de ellos.
ResponderEliminarasombra, esto sí es escribir. Un saludo.
Buena foto, muy rica, con postre incluido, jaja
Y por supuesto, creo que no cabía decirlo porque estaba claro, pero la descripcion del mundo es exacta ty sin erores, más que del mundo, de la gente. Van bien estos "empujones reflexivos"
ResponderEliminarCOMO CADA VEZ QUE TE LEO, ME GUSTA, Y CADA VEZ QUE TE LEO, COMO...
ResponderEliminarARQUITECTÓNICAMENTE PERFECTO Y MAGNÍFICO LENGUAJE Y SUS ENGRANAJES LITERARIOS
me ha recordado a los comensales su texto, no por parecido sino por la crítica. Aplausos de pie.
ResponderEliminarJejeje muchas gracias chicos... el honor es ser poder leido por vosotros...
ResponderEliminar:) :) :)
ResponderEliminarNo seré kien lleve la contraria :) no por hacer el feo, sino porque me ha gustado y no existe :)
Abrazozzz