25 febrero 2010

La caída de los héroes.

Una serie de catástrofes habían echo posible el caos que reinaba en la ciudad. Todas las personas habían huido hacia los alrededores y la urbe se había transformado completamente en un escenario fantasma repleto del esqueleto de los edificios que había quedado en pie.

En todas direcciones se había establecido una desolación donde ni la soledad se aventuraba a adentrarse. El peligro se podía mascar en todos lo cruces de las múltiples calles y lo único que florecía por doquier eran los villanos.

El miedo se transpiraba a través de los poros de la piel cuando el silencio podía cortase con un cuchillo y hasta un extraño frío se instalaba en los alrededores cuando algo no iba bien.

El vapor del aliento del héroe junto al humo que transpira su cuerpo se vuelve tan denso que cae a plomo hasta convertirse en añicos al golpear el suelo con un sonido rudo como la caída de una guía de teléfonos. Como respuesta silencio… exclusivamente la cruda ausencia de ruido. Y entonces él ya sabe que algo va mal.

Un ataque inesperado surge de varias direcciones a la vez y tumban a nuestro amigo con contundencia contra el suelo. Una bestia con forma de perro del infierno clava sus garras y dientes en su espalda fornida. Lucha con la soltura que sus poderes le ofrecen que son una especie de colchón amortiguador que antes brillaba con más fuerza.

Ahora todo esta desequilibrado y otras dos fieras del averno atacan desde los laterales. Intenta defenderse inútilmente del asedio mientras lucha por zafarse de ese mordisco que puede acabar siendo mortal. Golpea con saña desmedida el hocico del lobo mientras retrocede esquivando envestidas sin pararse a evaluar la situación. Lucha con desesperación de saber que va cavando su propia tumba.

Logra matar al lobo pero los otros demonios logran sujetarle entre las fauces. La sangre comienza a manar por los orificios que el lobo ha dejado. Tiran en direcciones contrarias manteniendo aferrados los brazos del héroe. Tiran y arremeten. Estiran y retuercen hasta que descoyuntados sus miembros son separados del torso dejando unos jirones de piel mezclada con músculo.

Los alaridos aterradores dejan de surgir cuando finalmente le devuelven la paz con un zarpazo que arranca su cabeza para mandarla rodando unos cuantos metros más allá.

El héroe muere y el cielo llora sangre que salpica el espacio donde antes relucían cristales en todas sus fachadas. La gente no lo sabe porque ya no hay por ninguna parte. Pero los años dorados de sus acciones acaban en el anonimato de una calle abandonada sin que nadie le preste atención. Su honor se desparrama lentamente sobre los charcos hasta que su corazón deja de latir.

Cuando llega el siguiente candidato que sirve de sustituto ya no puede hacerse nada… Su amistad ha sido rota de mala manera y por dentro a su alma se le desprende un fragmento que no volverá. Los demonios se reúnen incrementándose en un par mas… le rodean salivando abundantemente saboreando el momento en que se cobren su siguiente victima.

El odio del recién llegado va ardiendo cada vez más, incrementándose hacia el infinito hasta que ya no se pueden contener y su cuerpo se inflama. Su parte infernal se inflama llenando de fuego todo. El cuerpo de su amigo difunto se volatiliza en una corriente de cenizas que flota antes de desaparecer con un adiós de despedida. Piensa en las perdidas y las desprecia para de una vez acabar con todo aquello. Sus conocidos han ido falleciendo en una constante caída sin fin. Y mirando hacia atrás en su vida no le queda absolutamente nada.

Esta cansado de haber perdido en control sobre todas las cosas y decide bajarse del concurrido ajetreo del mundo. Es la hora de acabar con su sufrimiento y devolver algo de justicia a esa realidad pervertida y contaminada, corrupta hasta la medula que se ha ido alimentando durante años de la mala energía de la tierra, para terminar haciéndose verdad. Decide dar su último aliento y una bola de lava ardiente se empieza a formar alrededor de su aura. Las bestias se deshacen al tomar contacto con la deforme masa anaranjada.

Entonces explota y arrasa la ciudad hasta reducirla a polvo… todo muere a su alrededor pero la ironía es que ya todo estaba muerto, por lo que ya no teme su lado oscuro ya que no tiene a nadie que producirle mal alguno. Sonríe antes de desaparecer en una segunda deflagración que termina por arrancar de la historia el pasado de una ciudad de la que no quedara ni su nombre.

La tumba de los que lucharon por devolver a la vida es una losa sin nombre de la que todos dicen acordarse pero que nadie decide llevarle flores. Ahora esa devastada llanura es el caldo de cultivo de unas preciosas flores amarillas con forma de bola parecida a las mimosas. Al final algo bello se obtiene de la perdida irreparable de las cosas pequeñas a las que nadie presta atención.

La vida se cobra su pago devolviendo algo de propina ya que cuando nada se espera es bien recibido.

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