25 febrero 2010

¿ Por Qué ?







¿ Por
Qué ?












¿ Por
Qué ?










Sus manos, pequeñas y heridas, temblorosas, se dirigieron a mí en una súplica desgarradora; sus ojos vacíos, aún con el brillo inocente y puro de los primeros años, me miraron asustados; sus labios entreabiertos sin articular palabra me hablaron de sufrimiento, temor ansiedad, dolor; quisieron contarme lo que sin decir nada su mirada limpia escribió a fuego en mi memoria . Escuché su grito, el llanto envuelto y enmascarado en noches de miedo, castigo e incomprensión; leí la violenta angustia escrita en su piel maltratada; su cuerpo, violentado y febril, el reflejo de sus pocos años en cada herida, cada golpe aún marcado sobre el blanco, pálido y triste caminar de sus pasos de niño.

Cada día lo veía, lo escuchaba llorar cada noche, mil veces me preguntaba por qué todo aquello, por qué su llanto, sus gritos, por qué su silencio ausente; mil veces quise reaccionar y no supe cómo hacerlo, cómo ayudar, a quién acudir. Cada día la misma sensación de impotencia me asaltaba cuando sus ojos se clavaban en mí al encontrarnos y encontrarse con los míos en su desesperada petición de ayuda; cada día su dolor traspasaba el umbral de mis miedos, me empequeñecía, golpeaba brutalmente mi espacio indignándome y removiendo vergüenzas, las mías, las de los que, como yo, nerviosos, desconcertados, asistíamos cada noche a un nuevo espectáculo de terror y miedos sin hacer nada.

Su historia vital se escribió a golpes de ultrajes y violencia, de maltratos físicos, abusos y mentiras; su historia es la de miles de pequeños que sufren cada día, cada hora, la violencia de su entorno más cercano, niños atacados, presas del maltrato descarnado, cautivos en un espacio violento; desamparados y solos.

Nunca supe qué fue de aquel pequeño, pronto dejó de llorar, sus gritos dejaron de despertarnos en noches de terror y angustia. Pronto, demasiado pronto, olvidamos sus lágrimas, su dolor, su llanto, demasiado pronto sus ojos dejaron de preguntarnos cada noche intentando averiguar ¿Por Qué?







Uno de cada ocho niños, una de cada seis en el caso de niñas, sufren maltrato físico y abusos en España.

Los maltratadores suelen ser personas egoístas y egocéntricas, que ven a los demás como meros instrumentos para conseguir algo y no como iguales, no practican la empatía ni se ponen en el lugar del otro, no aguantan los contratiempos y buscan única y exclusivamente el placer. Y una vez conseguido el fin, su fin, un porcentaje no muy pequeño inclusive intenta acabar con la víctima, muchos, demasiados, lo consiguen.



2 comentarios:

  1. La violencia hacia los niños es algo que me supera, el sufrimiento infantil me toca muy dentro, quizá porque soy madre o quizá solo porque soy un ser humano completamente contrario a la violencia. Estremecedor.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. por que, yo podria comentarte que a nadie le interesa,ni la pobreza,ni el hambre,ni la muerte,de sus hijos de su pais-argentina-a veces me duele,me averguenza,me provoca ira,impotencia,rencor hacias lo mandatarios,que pelean a ver quien preside una comision del senado...por favor!!!!!!!!!!
    lidia-la escriba

    ResponderEliminar

Mensaje