01 abril 2010

Sin destino conocido.

Abandona el trono con el orgullo del trabajo bien hecho. Lo recordará con el aprecio que se le tiene a las cosas que se pierden con un halito de esperanza en volverlas a recuperar cuando llegue el momento. Y por supuesto se marcha con sus cicatrices… con esas marcas que no son más que una cronología física de lo acontecido.

El dolor hace que la información se asimile mejor. Acaricia la rugosa piel con un tono granate que le franjea la mano izquierda. Sonríe porque le queda bien con un toque de interesante y capitula de su anterior posición… No todos los días se pierde un reino. Aunque tampoco se tiene la satisfacción completa de haber obrado correctamente.

La dictadura era inviable en su estilo…y menos el levantamiento en armas contra sus propios hermanos. Así que… disfruta aliviado de su descanso de todas las responsabilidades… que otro cargue con este muerto y le arroja a su sucesor los despojos de su mandato acompañándolo con un pétreo estrechamiento de manos para que no se equivoquen con debilidades erróneas. Por supuesto sigue siendo el mismo, no hay quien lo dude.

Vuelve a ser dueño de su propia vida por lo que se alegra por ello. Conoce sus zapatillas y los baches de las aceras, incluyendo evidentemente tras años de conocimiento la colocación exacta de aquellas baldosas falsas que huecas por debajo guardan el agua de las lluvias. Lleva años ganando experiencia en eso que se llama vivir la vida. Regresar a su mundo le reconforta porque allí siempre será el rey de sus dominios.

No todas las derrotas se compensan con una victoria, pero en su caso se excusa diciendo que era inevitable… Cosa de ciclos… Lo que gusta hoy ira a la basura el dia de mañana y sino espera y ya veras. Maldita moda… (Riendo a escondidas entre el hueco de sus dientes). No se lo traga ni el mismo conocedor de que algunas cosas son excepción de algunas normas. Piensa para si relamiendo en su cabeza la propia imagen.

Después desaparece tras dar un par de abrazos profundos… se esfuma por el fondo de la calle para difuminarse entre los coches en ambas direcciones. El héroe se va pero la leyenda se queda. Algunos aplauden en silencio para volver a sus quehaceres casi sin inmutarse como quien olvida que estaba haciendo.

Y regresa a su exilio, a disfrutar de sus vacaciones con el olor del mar impregnando su cabello para pasar un toque salobre a su sangre. Sentir la brisa marina y perderse de cualquier mundo donde nunca hubiese estado antes. Deshace del lazo de su regalo pellizcando desde un extremo y aparece en el avión… ha llegado al aeropuerto flotando en su propio autismo del que camina lidiando con cien cosas distintas en la cabeza. Tira de la cadena y deja todo esa basura en Madrid.

Despega hacia lo desconocido con la sensación grata de haber conseguido por fin su propio tiempo. Se acomoda en el asiento de cuero hasta mimetizarse con el tejido. Como un hábil camaleón se queda mirando por la ventana viendo como todo lo que sobra de su cabeza se precipita como copos de nieve mientras contempla el firmamento acolchado de nubes y disfruta de un placentero vuelo.

Sueña con ser rey de un paraíso terciopelado de millones de colores dando vida a las texturas… no le importa que haya gente, no se puede dirigir a tu sombra personal. Pero no le importa en absoluto porque sencillamente se dirige rumbo a un lienzo en blanco en su memoria.

2 comentarios:

  1. Ktamen: me ha gustado tu prosa.
    Un saludo
    Amalia

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  2. ser leal con uno mismo, esbozar la propia memoria como bitácora de viaje, recomenzar, siempre recomenzar...sin parar de andar. Sigo disfrutando tus escritos. Un abrazo grande!

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