11 diciembre 2010

Exposición-

Las noches son las mismas. Las personas ríen, los aplausos van y vienen, los flashes de las cámaras lastiman mis ojos. Todo es siempre como me lo imagino, todo es un putero en donde el más necesitado ofrece sus nalgas al macho alfa.

La necesidad de un escritor o un pintor es sobreestimada. Nuestro acto de crear cosas que para los que están a nuestro alrededor parecen locuras es bastante agotador, provoca hambre y sed, provoca desesperación, miedo y soledad.

Las risas vuelven, los amigos aparecen de repente y yo estoy aquí, sin nada. Me encuentro en este cuarto obscuro en donde el olor a cerveza llena todo el cuarto, estoy sin pensar en algo concreto, pero siento que tengo la necesidad de escribir mandando al carajo a todos esos hijos de puta que nos elogian pero al mismo tiempo nos dicen que todo lo que hacemos está bien y nos ruegan que ya no escribamos algo más.

“Está borracho” “Sí, mira, no sé cómo alguien como él pueda ser escritor” “Si, mira su ropa, playera negra y pasa desapercibido, se cree mucha verga”.

No tengo la culpa hermanos míos de tener una visión más concreta de lo que ustedes llaman vida, no tengo la culpa de ser un borracho, a mi me viene de familia. No tengo la culpa de no tener suerte con las mujeres, no tengo vida, lo mío es crear constantemente hasta volverme loco, no existe descanso para nosotros, nuestra muerte es el descanso, lo malo de esto es que como pintores o escritores valemos más muertos que vivos… nuestra muerte es ese impulso a nuestra carrera “Oh! si, un gran maestro, un gran maestro lo recuerdo, palabra”.

La muerte es bastante tediosa, como las exposiciones. La música, las personas que caminan a tu alrededor sin entender nada, solo están ahí porque realmente quieren aparecer en portadas de periódicos, quieren verse como grandes intelectuales que saben de pintura, saben de escritura, saben de libros, de música, de mujeres, de pezones firmes. El puteo seduce, atrapa y te consume. De repente estás ahí con un vaso de vino deseando que haya mucho más vino para ponerte estúpido y poder así soportar cómo las personas mueven el culo, para superar el hecho de ver a todos tomándose fotos con pinturas. Se abrazan, se besan, te dan la mano y tú ni siquiera sabes su nombre.

Lo único bueno de las exposiciones es la cerveza después de acto. Todos ríen, se dicen y se convencen de que todo salió perfectamente, yo solo escucho a un lado, aprendo más escuchando que hablando. “Si, perfecto maestro, perfecto”. Me causa risa y luego pena, mejor me quedo callado y no digo nada, entiendo que ellos tengan esa necesidad de querer simpatizar, quieren gustarle a la gente y recibir aplausos, quieren que sus nombres aparezcan en las portadas de periódico, quieren tener mujeres, quieren tener dinero, reputación, quieren que sus noches sean lúcidas, brillantes, quieren que sus noches ardan en llamas, quieren aparentar tener una risa perfecta. Todo es tan falso cuando lo vez desde lejos o te haces a un lado. Todo es tan vulgar, tan correcto, tan aburrido. Todo comienza con risas y termina con agradecimientos, como una mala borrachera, como una noche haciéndola de mala copa…

2 comentarios:

  1. Me das la razón... Busco en los museos la verdadera esencia del ARTE!!
    Indago en Bibliotecas la médula del pensamiento.
    Así lo disfruto. Estoy tan lejos de la banalidad...Muy buena descripción
    Amaia

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