Todos preparados… están listos y el ánimo es inmejorable… el tiempo ha terminado por poner sus dígitos a 0 y los chicos están preparados saboreando el momento… los dedos hacen chispas al frotarse entre si y eso no es mas que el ultimo indicador de que todo se va a iniciar.
Abro los ojos y tenso la sonrisa hasta que se vuelve afilada. Los músculos vibran por la emoción y la caja de la música esta preparada para abrir sus solapas y dejarnos entrar al lugar donde se recoger lo sembrado el año pasado.
El calor se nota en el ambiente y la magia vuelve a poblar sus extensiones llenándolo todo del humo efímero de los recuerdos convertidos en bocanadas. La piel se eriza al contacto de la visión de que la electricidad se esta volviendo visible incluso se puede escuchar en los oídos.
El corazón comienza un palpitar acelerado imitando a un coche de carreras. Las pupilas se dilatan y me llevan al primer círculo de mi infierno personal. La música empieza y yo ya estoy sumergido en un mar de brazos de Tubiporas… me desplazo en una burbuja a donde los míos flotan a mi lado.
Mi hermano me espera en mitad de la burbuja comunitaria. Su sonrisa no ha variado con el paso del tiempo… su indiferencia tampoco, sonrío y me copia… Algunas cosas nunca cambiaran, pero en vez de suspirar me alegro de ello… hay cosas que jamás deberían cambiar.
Nuestros cuerpos se unen a la maraña de anónimos colores que allí brillan bajo el sol de la locura colectiva. El que siempre ha regado mis venas. Cuando el día termine por apagar los cuerpos mediante insolaciones yo seguiré igual que una rosa del desierto. Los de la plana castilla. Nacimos con el beso del infierno en nuestros talones.
Ardemos eternamente… P. en cambio… suele quemarse como la luna. Aun así lo entrega todo en la devoción de compartir un hermano 3 jornadas al año. Las guitarras silencian nuestros pensamientos y entramos en el estimulante trance de los solos transportadores. En un instante estas ahí… en el siguiente estas en pico del Everest… no sabrás donde te llevará el próximo.
Es el inconveniente de usar ese transporte… cuando regresas con los demás… cada uno tiene una historia tatuada en su cuello. El silencio se vuelve el rugido de la banda. Y pasamos a la siguiente escena. En el circo de los juglares no se pierde un momento entre las bambalinas.
Una moneda nueva reparte justicia en los vasos vacíos y cuando el show comienza de nuevo nuestros cuerpos encaminan de nuevo la vida entre los ríos de gente sin cara. Llegamos al sitio que ocupaban nuestros destinos y formamos una tortuga marina que toma el sol en la playa.
Abrimos la boca y el sonido llega como respuesta. La gente abre los ojos y en el asfalto aparece un campo de girasoles amarillos de proporciones descomunales… Todos nos nutrimos de la luz de su voz y las hojas de mis dedos acarician unas cuerdas imaginarias y la música comienza en los corazones.
Todo pasará… no me importa estoy preparado… puedo aguantar estoicamente cada uno de los conciertos… tocare todos los solos junto a mis guitarristas preferidos y arderé en el infierno para poner una vela blanca a Elvis. Da igual… estaré en el ahí y ahora de mis deseos anuales.
Mis hermanos dormirán a mi lado. Y por las noches beberemos de las estrellas que se filtraran por la malla de nuestras campañas. La comida serán los icebergs de la cebada liquida que nutrirá nuestros espíritus y bailaremos hasta que la noche nos pida que bajemos el volumen para que arraiguen los sueños.
El mundo vuelvo a sonar y yo me levanto a recibir la llamada… todo comienza de nuevo… estrenamos caras por la mañana y pintamos una gran sonrisa con pintura de guerra. Afilamos nuestros colmillos y salimos a morder al sol en la cabeza.
Cuando todo termine comenzara de nuevo la bomba… todo estalla cuando sus cifras se ponen a 0. Pero afortunadamente no dejamos ser unas uvas que se producen una vez al año… tiempo de espera prolongado, una calidad excelente. A temperatura ambiente… no dejamos de ser unos rojos astringentes, suaves y redondos. Un olor a azafrán y un toque de guindilla. Somos el tributo a Baco… sus legiones y sus devotos… somos la mancha… simple sonido.
Abro los ojos y tenso la sonrisa hasta que se vuelve afilada. Los músculos vibran por la emoción y la caja de la música esta preparada para abrir sus solapas y dejarnos entrar al lugar donde se recoger lo sembrado el año pasado.
El calor se nota en el ambiente y la magia vuelve a poblar sus extensiones llenándolo todo del humo efímero de los recuerdos convertidos en bocanadas. La piel se eriza al contacto de la visión de que la electricidad se esta volviendo visible incluso se puede escuchar en los oídos.
El corazón comienza un palpitar acelerado imitando a un coche de carreras. Las pupilas se dilatan y me llevan al primer círculo de mi infierno personal. La música empieza y yo ya estoy sumergido en un mar de brazos de Tubiporas… me desplazo en una burbuja a donde los míos flotan a mi lado.
Mi hermano me espera en mitad de la burbuja comunitaria. Su sonrisa no ha variado con el paso del tiempo… su indiferencia tampoco, sonrío y me copia… Algunas cosas nunca cambiaran, pero en vez de suspirar me alegro de ello… hay cosas que jamás deberían cambiar.
Nuestros cuerpos se unen a la maraña de anónimos colores que allí brillan bajo el sol de la locura colectiva. El que siempre ha regado mis venas. Cuando el día termine por apagar los cuerpos mediante insolaciones yo seguiré igual que una rosa del desierto. Los de la plana castilla. Nacimos con el beso del infierno en nuestros talones.
Ardemos eternamente… P. en cambio… suele quemarse como la luna. Aun así lo entrega todo en la devoción de compartir un hermano 3 jornadas al año. Las guitarras silencian nuestros pensamientos y entramos en el estimulante trance de los solos transportadores. En un instante estas ahí… en el siguiente estas en pico del Everest… no sabrás donde te llevará el próximo.
Es el inconveniente de usar ese transporte… cuando regresas con los demás… cada uno tiene una historia tatuada en su cuello. El silencio se vuelve el rugido de la banda. Y pasamos a la siguiente escena. En el circo de los juglares no se pierde un momento entre las bambalinas.
Una moneda nueva reparte justicia en los vasos vacíos y cuando el show comienza de nuevo nuestros cuerpos encaminan de nuevo la vida entre los ríos de gente sin cara. Llegamos al sitio que ocupaban nuestros destinos y formamos una tortuga marina que toma el sol en la playa.
Abrimos la boca y el sonido llega como respuesta. La gente abre los ojos y en el asfalto aparece un campo de girasoles amarillos de proporciones descomunales… Todos nos nutrimos de la luz de su voz y las hojas de mis dedos acarician unas cuerdas imaginarias y la música comienza en los corazones.
Todo pasará… no me importa estoy preparado… puedo aguantar estoicamente cada uno de los conciertos… tocare todos los solos junto a mis guitarristas preferidos y arderé en el infierno para poner una vela blanca a Elvis. Da igual… estaré en el ahí y ahora de mis deseos anuales.
Mis hermanos dormirán a mi lado. Y por las noches beberemos de las estrellas que se filtraran por la malla de nuestras campañas. La comida serán los icebergs de la cebada liquida que nutrirá nuestros espíritus y bailaremos hasta que la noche nos pida que bajemos el volumen para que arraiguen los sueños.
El mundo vuelvo a sonar y yo me levanto a recibir la llamada… todo comienza de nuevo… estrenamos caras por la mañana y pintamos una gran sonrisa con pintura de guerra. Afilamos nuestros colmillos y salimos a morder al sol en la cabeza.
Cuando todo termine comenzara de nuevo la bomba… todo estalla cuando sus cifras se ponen a 0. Pero afortunadamente no dejamos ser unas uvas que se producen una vez al año… tiempo de espera prolongado, una calidad excelente. A temperatura ambiente… no dejamos de ser unos rojos astringentes, suaves y redondos. Un olor a azafrán y un toque de guindilla. Somos el tributo a Baco… sus legiones y sus devotos… somos la mancha… simple sonido.
Me ha gustado la frase "arderé en el infierno para poner una vela blanca a Elvis".
ResponderEliminar