No me cuentes con cara de siempre lo mismo de ayer

que tengo la prisa al borde y las ganas perdidas.

No me cuentes con los ojos perdidos la historia acabada
que vengo de otra guerra y no he curado las heridas.

Que tengo reciente la puerta que me llevó lejos,
que tengo presente la ida que me arrastró a la nada,

que me queda pronto el juego perdido
y mucho más lejos la partida ganada.

Déjame sin que me dejes nada claro
que en el olvido haré mi casa,

que quiero girarme sin dar la vuelta
y quiero verme por última vez al mirarte la cara.

Que tengo presente esta noche
que mañana todo lo tendré presente,

que te alejas lo sé de sobra
y te pierdo sin haberte tenido para siempre.

Pero ya sabes que de aquí no me muevo
y cuando vendas tus alas al diablo te veré llegar,

traerás la maleta cargada de nubes
y un billete del viaje que no lograste usar.

Un puñado de recuerdos de ninguna parte
que no podrás contarle a nadie,

y un corazón repleto con fichas de colores
con un tablero de parchís para perder las tardes.

La soledad echará raíces que dejará tu rastro
y tu sombra larga quedará grabada en el suelo,

la mirada perdida en el horizonte me lo dirá todo
y daré una tregua para abandonar el duelo.

Y cuando en los fríos abrazos que nunca te dí
encuentre el principio antes de que llegue el final,

sin darme un respiro habré cruzado esta meta
buscando el consuelo que nunca vendrá.

Mañana, cuando la niebla levante y sea tarde
llegaran a cientos los brotes dormidos,

habré soñado mil veces los mismos sueños
y otras tantas veces habré soñado que te he querido.

El Rincón de Nuke