Febriles pedazos rotos

"The world breaks everyone, and afterward, some are strong at the broken places".
Ernest Hemingway

Tú me has quebrado 280 veces más una. Es como si fuera mayoría absoluta en el Honorable Congreso de la Unión, que de honorable tiene lo mismo que nuestra relación: absolutamente NADA.

Tú y yo nunca hemos sido honorables, aunque creo que esa tampoco es la palabra que nos define, porque en realidad no nos definió nada.

-Yo no soy de esos novios de conocer a los papás y toda la cosa- me dijiste un día, así sin mayor problema. Y yo me di la encabronada de mi vida, como siempre. Como todos los días que a ti te da por ser muy tú y yo no te tolero y entonces sacó lo mejor de mí y ya nos chingamos.

-No me toques- siempre te digo eso cuando me encabrono. Sí, me declaro culpable de usar el sexo como un arma, como medio de control fascista. Tú también lo haces, siempre que me da por ser muy yo me empiezas a besar por aquí y por allá, en la oreja, en el cuello, en la bubbie, en mi vagina, en todos lados. Y yo, que soy bien caliente no tengo cómo decirte que no. Y me vengo y te vienes y es el cuento de nunca acabar con nosotros. No creas que no sé LA razón por la que seguimos juntos: es puro sexo lo tuyo y lo mío.

Dicen que la costumbre es más fuerte que el amor, pero yo digo que el sexo es más fuerte que esos dos juntos. Es como el 'piedra, papel o tijeras' de las relaciones, pero aquí la diferencia es que ÉL siempre gana, y si tenemos suerte, ganamos los tres: el sexo, tú y yo. Aunque sea en pedazos.