14 mayo 2009

Gabrielle


A veces consigo olvidarte por completo… te busco y no te encuentro en ninguno de los rincones olvidados por mi cerebro. Sonrío porque en la amnesia soy tan feliz como un niño sin recuerdos que todo lo ve por primera vez.

Todo va bien hasta que me encuentro con tu figura mirándome desde una puerta al final de un pasillo. Comienzo a correr para encontrarte al final y después de muchos años aun no lo he conseguido. Siempre se cierra la puerta antes de que llegue a alcanzarla y yo me precipito en el recuerdo recuperado de un naufragio.

Tu sonrisa brilla debajo de tu mirada sincera que llena la calle donde estamos de una luz pálida y placentera… relajante y bucólica con sabor mis tardes de domingo donde me pasaba las horas mecido en el mar de tu vientre.

Suena bien y sabe aun mejor hasta que una nube de tormenta me devuelve la oscuridad y te secuestra para que no te encuentre y termine ahorcado de cualquiera de los maderos que nacen en las esquinas.

La esperanza se pierde tras la niebla y la amnesia me promete no volver a entregarme esos recuerdos… una sonrisa se muestra inocente antes de que la malvada realidad me comente entre comillas que me lo decía con ironía.

La luz borra esa sonrisa recién estrenada y me devuelve el recuerdo difunto de tu presencia. Giro el picaporte y la puerta me muestra una habitación vacía. De un portazo clausuro una estancia tan abandonada y con un rotulador escribo en su letrero con letras grandes Habitación de los sueños. Entro y echo el cerrojo por dentro.

Paso horas hasta que consigo labrar una escalera que me lleve a algún sitio que no sea ese… subo por los peldaños hasta llegar a una ciudad pérdida en la memoria. Sus calles están vacías y la piedra es el único sonido que devuelve sin silencio las preguntas de mis pasos. Cuesta aun reconocerte entre todo ese banalidad existencial, pero entre todas las dudas amaneces llenándolo todo con tu luminosidad.

Tu veneno dulce y cándido vuelve a contaminar mi ansia de ti con un fino velo que me rodea hasta exprimirme como la serpiente de mis pesadillas… me miras a los ojos y alguien me saca de allí a la fuerza.

Me patean el estomago y la cara también antes de dejarme maltrecho en el cuarto donde había iniciado el viaje. Borran tramo a tramo mi memoria de caracol. Hasta que solo quedo yo y mi soledad.

Cuando logro recomponer las piezas del puzzle que estoy echo consigo salir y leo en el cartel Insomne… Maldigo a Morpheo y repudio sus polvos oníricos. Golpeo todas las puertas del pasillo mientras voy camino a ninguna parte.

Encuentro un barranco sin limite final y cuando voy a arrojarme tu voz me tiende una cuerda hasta mi… tu sonrisa me distrae desde el marco con tu cuerpo desnudo y yo tropiezo en el acantilado… La historia se precipita a mi lado sin soltarse de la mano. La soga se enreda en mi cuello y el mundo se parte en un latigazo sin eco.

Veo como mi cuerpo se queda quieto y el resto cae al vacío irremisiblemente. Algo me toca la espalda y cuando levanto el cuello partido encuentro un beso en mi frente que me lleva al cielo.

Antes de entrar te pido por favor que no vuelvas a desaparecer. San Pedro me manda al infierno por mi insolencia divina y caigo por un agujero de fuego hasta acabar con mis huesos en una mazmorra del averno.

Los latigazos resuenan eternamente sobre mi espalda durante el día. Por las noches tus besos acompañados de caricias cicatrizan las heridas para la mañana siguiente. Mis señales llevan tu nombre en su dirección, el acuse de recibo lo firmare cuando me dejen libre.

Entre las gotas de sangre y sudor me paso las horas encerrado en un cuarto con barrotes. Porque cuando sale la luna nadie puede evitar que vengas a salvarme de mis pesadillas.

Veo la luz al final del túnel. Me siento en el suelo y te pido que te quedes sólo esta noche… Se enciende la luz del pasillo y me invitas a la cama.

- Llevabas mucho tiempo sin pedir que me quedase a dormir contigo…

Te contesto que lo se… pero que algún inútil ha conseguido extraviarte en mi memoria…

Sonríe y se abraza a mi cintura.

Cuando sus ojos la llevan a sus sueños. Pongo un señuelo en mi posición y vuelvo a caerme de aquel lugar. Odio despedirme al amanecer la mañana. Me coloco los grilletes en sus respectivas marcas de la muñeca y deseo que el verdugo golpe tan fuerte que pierda la conciencia para encontrarte otra vez en la misma cama.

Cierro los ojos cuando el látigo estalla en mi espalda, un chasquido en forma de susurro lo recoge hasta que la siguiente ola rompe en mi costado… cuento uno a uno los besos que caerán de tus labios de plata mientras me sumerjo en el dulce mar que mece el recuerdo de tu vientre.

3 comentarios:

  1. Es como si describieras un sueño, donde de repente apareces en un lugar u otro porque la mente es completamente libre e incontrolable. Me gustó. Un saludo!

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  2. Esto como todo lo tuyo es fascinante. Mi admirado Kramen tienes un estilo tan tuyo que reconozco tus palabras antes de llegar a tu firma.

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  3. que bien escribes!!! es como entrar en otro mundo leyendo tus relatos.
    un saludo

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