06 mayo 2009

Gato verde... gato rojo


Afilo las puntas de mis zapatos y acabo dándole brillo con un baño de cera… Froto y el esplendor sale a flote como un chaleco salvavidas abierto bajo el agua. Todo se llena de burbujas y al final toda la realidad aflora.

Me he cansado de esperar por las noches a que la justicia baje y se materialice a un lado u otro de la balanza. Ella me mira con la venda en los ojos y me dice que esta atada de manos. Sonrío y comienzo a tirar piedrecillas a mi lado de la balanza. Cuando el equilibrio se pone de mi parte. Libra ríe porque finalmente la causalidad tiene su efecto.

Tanto tiempo condensando todo lo que caía en mis manos… madurándolo en bodegas de madera donde ni el sol se aventura a pasar. En la mas profunda oscuridad y a temperaturas elevadas. Todo acaba por volverse transparente en ausencia de luz. Pero nada puede salvarme de su espesura.

Y el cristal nunca miente. Miro a través de la bola… y en su interior aparece una diana. Una redonda y precisa como un puntero láser que la convierte en el objetivo. Husmeo en el baúl en busca de algún arma blanca y solo encuentro un taco de folios intacto al amarillo del tiempo.

Recuerdo los cortes del papel y saboreo mi venganza. Gota a gota el vaso no es que se haya colmado sino que rebosa cual manantial virgen y es la impotencia de ponerle presas a un recipiente que volverá a llenarse.

El desagradable olor de un Eldar… que contiene toda la bajeza de las palabras depositadas por dueños que no saben cuidarlas con esmero y con dedicación. Que las dejan sueltas para que se pierdan por los rincones.

Sigo siendo gato y caminando por las azoteas desafiando la gravedad y los alambres de espino. Pero aun así no he logrado despegarme de su nauseabundo olor a podredumbre concentrada. Algo que te da arcadas solo de pensarlo.

Y ya no quedan ángeles… no aparecen por ningún lado porque son solo figuras de papel escritas en un bestseller que demasiada gente toma por real… ni siquiera queda rastro de Dios después de que Darwin acertara con la evolución y el Big Bang explicara el resto con un estruendo ensordecedor.

Sangre, huesos y energía… y nada de alas, ni de humo… solo el humo de mis pulmones que encabritados bufan como un gato desaprensivo y asocial. No quiero que se me claven alfileres en los ojos cada vez que veo una palabra mal escrita… y menos necesito aun para mi equilibrio mental historias urdidas entre pajas mentales de supremacía.

Detesto la necedad y la hipocresía del que dice pero no hace y por supuesto la falta de talento que es muy necesario para domar las letras con guante de seda y firmeza de hierro.

Silencio… oigo sus pasos detrás de mi cortina, pero tengo un campo de guillotinas de papel que me ponen a salvo de sus incoherencias. Rece a Dios por si acaso y me apareció apagado o fuera de cobertura. Me cague en su omnipotencia y me limpie con una estampita.

No creo en nada que no sea real, porque la locura que la sociedad nos impuso no arraigara jamás en las cabezas que todavía pueden pensar y asimilar sin que nadie susurre nada al oído.

Sencillamente no creo en ti… porque vales menos que nada. No es indiferencia, sino que no gasto el tiempo en mirarme al ombligo sabiendo que la autentica historia no se fabrica sino se vive. Y creo abiertamente que hasta que no vivas no sabrás el secreto que esconde la existencia.

Un escritor no lo es sin una imaginación. Los poetas convierten un globo de aire hinchado en una moneda brillante y plana… mientras los prosistas convierten cualquier cosa en un globo. Todos y cada uno de ellos tienen una sola fe. Hace justicia a la palabra y sino guardar silencio. El que no escribe canciones… y repite las estrofas porque de alguna forma hay que rellenar los minutos de música.

Pues no hay resignación posible con alguien que no desea oír. Las cifras, solo son eso. Lo bueno viene en formatos pequeños. Lo que pasa de un tamaño es tan inútil como un elefante en arenas movedizas. La cantidad no es calidad. Y sino contagias el tedio como una manta de niebla que lo corta todo y lo deja sin cabezas.

Que se puede esperar…

Nada que no sea otro puñado de piedras que lanzar a la balanza.

5 comentarios:

  1. No sé de que me suena ese gato ajado.

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  2. Si te pareces un monton gato negro... pero a ti te queda bien ese pelaje mientras que yo necesitaba uno bipolar

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  3. Pido perdón de antemano por la obviedad de mi comentario:

    Que Kusturica este texto, más allá de el título, en serio.

    Mis felicitaciones.

    De hecho, este texto es más "La vida es un milagro" que "Gato negro, gato blanco"

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  4. Jajaja por dios jamas querria robar la genialidad de Kusturisca y sus imagenes con sonido.

    Ni tampoco me olvidaria de bailar al estilo gipsy sus canciones... Tienes buen gusto de todas formas.

    Haber visto esa pelicula es un buen logro... ver un ventilador accionado por ratas y puahh agua... es demasiado para una vida entera

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