18 mayo 2009

Kaos



Sintetizo todo en una cuartilla… comprimiéndolo hasta que las palabras rebosan por los márgenes para precipitarse contra el suelo. El trozo de papel suda tinta a raudales y en el trayecto dibujado entre mi mesa y la del editor… he escrito más de veinte historias con las gotas de tinta.

Tienden a escaparse en fuga de diez en diez… cotorrean por el camino y en poco tiempo se convierten en una manifestación. Trate de atraparlas poniéndole comillas al inicio al final… incluso pinte un buen punto donde todo terminaba. Y aun así siguen saltando del folio medio vacío… derritiéndose hasta la zona que quedaba blanca y abrirse como flores chinas y espirales.

Las veo tirarse de cabeza como carpas que supieran volar… se aplastan contra el mármol y se escurren entre sus betas.

Intento ir a por una fregona para limpiar el desaguisado… miro alrededor y nadie se ha fijado en la que he liado… Deposito la hoja sobre una mesa… y al regresar con el cubo y el mocho… la mesa parece una fuente de deseo… mana torrentes de agua azulada que han producido una inundación que llega por los tobillos… cierro la puerta y la tapono con unos cuantos AZ.

Escucho la voz del redactor jefe y cuando abro la puerta la riada llega tras de mis pasos… Su voz se oye en todo el edificio. Mi presencia es una aberración para sus pupilas… la camisa por fuera y toda manchada con la explosión de un calamar.

Mi frente con líneas escritas entre el fruncido de mi frente intentando encontrar una explicación plausible. Mi cuartilla emborronada que tiene tantas historias mezcladas que un buen escritor podría pescar unos cuantos libros bestseller… y dos que brillen como el oro y que sean difíciles de masticar.

Pongo una sonrisa… y en su cara se marcan la ira y la cólera. Pongo la estúpida nota de prensa entre el verdugo y mi cuello.

Mi voz sale tenue y susurrante… Disculpe Señor… usted me pidió solo 2000 caracteres… y yo lo he intentado… casi lo había conseguido… pero al final todo termina por complicarse…

Cuando venia hacia aquí… la tinta se ha revolucionado y ha exigido un tributo… yo no tenia nada que ofrecerle y les he dado libertad…

Y ya sabe usted… libertad… libertinaje… todo va de la mano… es como una cadena de palabras… sabes donde empieza pero nunca encuentras el final… puede parecerse a la escalera del cielo… pero en esta los escalones tienen posibilidades infinitas.

Yo le prometo señor Editor. Que me he esforzado y se habrá podido dar cuenta. He intentado hacerlo como querían, pero al me he dado cuenta… que la tinta es un liquido y que los líquidos son incompresibles… Las palabras incomprensibles… y yo… presento mi dimisión… he intentado limpiar esto antes de que me echasen a la calle, pero…

Que demonios…

Salgo de la oficina empapando tres paquetes de folios en el manantial de la mesa… un par de currículos… y lo demás distribuidas entre novelas y cuentos.


Les he regalado el texto… porque para ellos será un pasatiempo desencriptar todo lo que ahí puse de sus personajes… un caos delicioso de irónica sinceridad. Una bola de papel escrita en círculos y después alisada… el sueño de un lunático que quiere que sus jefes pierdan la cordura.

1 comentario:

  1. Yo le encomiendo, mi estimada escritora, que si el editor no le acepta sus métodos, me los preste por un ratito a mi, que me gustan bastante.

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