16 junio 2009

Sobreviviendo apenas


Veo un universo agobiado por urracas negras y
lúgubres cantos de tecolotes de mal agüero;
siento venir seguro de penas
al futuro triste con cara de desencanto nublado.


¿Con cuanto enfado y hastío puede un hombre
pensar en el porvenir,
serruchado por la carencia,
victima de los sobresaltos bursátiles
y el culebrón telenovelesco
en cada palacio gubernamental?

Ya ni para que agobiar a los sesos
en su ya de por sí agonizante lucha por no consumirse
atormentándolos además
con esquirlas de publicidad sucia hasta el cansancio
y ridícula hasta decir basta
de políticos y bufones,
sufragios efectivos o nulos o blancos,
si solo quiere subsistir
y no morirse de hambre,
si solo intenta sanarse
sin dinero para pastillitas mágicas y jarabes curativos,
si solo evade con sangrante esfuerzo
a La muerte que le ofrece acabar con sus días
quemado, o asfixiado como niñito inocente,
o le regala una bala perdida,
o le cobra en euros o en su defecto dólares
cada hora extra de aliento.

Por eso muchos,
como en los tiempos de “La Peste”,
se pierden rendidos y resignados
en la angustia existencial,
a veces egoísta, a veces solo justa y merecidamente propia,
sin deseos de ver lo que hay más allá de la propia nariz
con el desesperado propósito de no morirse
ante tanto drama de la vida real
de tristeza, desaliento y decepción.

¿No es acaso más oportuno,
en momentos de prehistórica pena o de precipitado funeral,
un abrazo sincero y una mano amiga
que un spot de publicidad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mensaje