02 julio 2009

Los miedos que reclamo de ti


No es el miedo a que llegue a tu casa,
es el miedo a que entre, y asalte la nevera,
y ponga mi ropa en tu armario, robe tu almohada
me instale en tu cama, y me quiera quedar.

No es el miedo a que te busquen mis ojos,
es el miedo a que te encuentre yo y te mire,
a que beba de ti,
me alimente de ti, respire de ti,
y tu vida se quede clavada a la mía,
que en el mismísimo acto quedemos un nudo, siameses,
con un corazón compartido, y te siga cual sombra,
y te quite la paz

No es el miedo a que mis versos de contrastes
te recuerden a Arjona,
deberá ser el miedo a que te hagan reír, y que yo lo sepa,
y a que alevosamente te haga cosquillas,
y riamos los dos,
y con pretextos atentos comience a besarte,
a que quieras abrazarme
y decir que nunca, que jamás te irás,
que seremos, que nos pertenecemos;
miedo a que yo todo lo intuya, y asientan mis gestos,
adivine tus deseos y te diga que sí,
que no importa que pase, llegué y te quedaste.
Tiene que ser el temor más profundo a que, refugiada en tu pecho,
con voz y persona, jure junto a tu boca
que nunca te dejaré de amar.

2 comentarios:

  1. Me encantó!! Hermoso..
    Esta parte me llegó...es tan cierta...
    "No es el miedo a que te busquen mis ojos,
    es el miedo a que te encuentre yo y te mire,
    a que beba de ti"

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  2. Nunca el miedo construyó tanto, aunque sea llamado de otro nombre por mi.

    Reverencias sentidas del lobo y aplausos de pie.

    aullidos poéticos

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