06 agosto 2009

Cuaderno de Bitácora: Regreso al paraíso.


La luna rielaba sobre la vela cuadra mientras en un cielo carente de nubes alumbraba la noche.

Me acerqué despacio al mar Atlante, que rugía insomne con sus blancos rompiendo las rocas. al verme lamió mis pies descalzos que andaban dejando huellas fosforescentes a la luz del astro.Tuve miedo de preguntarle nada, pues atento al repicar de sus tambores, creí obsceno romper el silencio de la música. En la liturgia de sus olas, me envolvió rodeándome su aroma, e impregnándose en mi pelo, la sal me acariciaba el cuerpo.
Un susurro se decantó entre la espuma: he vuelto, hermano, abrázame de nuevo. En intima comunión nos fundimos y tras el bautismo, su silencio me regaló una corona de algas frondosas.

7 comentarios:

  1. Bella corona; yo he soñado muchas veces con un lecho de algas, acunada por esa musica "silenciosa" que tu no quieres romper tal vez podria conciliar, alguna vez, el sueño.

    Saludos nocturnos, amigo Lobo

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  2. ¡Ah! gracias por tu comentario en mi ultimo escrito,(sacrificio), no son mas que las abrazosreflexiones de una agnostica.

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  3. Oh amable, gracias.

    Por duplicado el lobo te da las gracias junto al mar Atlante, las olas depositaron el la arena una corona de algas con el deseo de que concilies tus sueños dentro y fuera del onírico.
    Aullidos y saludos afectivos.

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  4. En el silencio de la noche..un bello encuentro y la luna siempre complice...que bonito..:)

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  5. Sin el aroma las algas estarían huerfanas en la noche oscura donde brilla la luna. Gracias esencia...
    Aullidos afectivos

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  6. es muy bello.."la liturgia de sus olas" me encantó
    un beso

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  7. Querido amigo, las fauces del Lobo Gris se confunden con el brillo de lo inmenso y salado. Fantástica fusión, maravilloso entrelace entre el hombre y la espuma. Es una dependencia mutua y necesaria.

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