23 noviembre 2009

Recargando...


Puesta a punto… la maquinaria engrasada comienza a rugir entre sus múltiples engranajes, las piezas vuelven a encajar como en un puzzle infinito y el miedo se ha quedado abandonado en la esquina del último burdel que vestía de lujo sus humillantes paredes pintadas en negro.

La letras laten solas impulsadas por notas eléctricas de las manos de un ángel de pelo largo y barba rizada, nadie pretende que esta noche deje de latir en su existencia y bailando con la chaqueta de cuero las horas pasan mas lentas montadas sobre el vidrio de los espejos que no llegan a reflejar su paso.

La luna sonríe desde las alturas encantada de que su hijo vuelva a poseer las horas donde la luz no brilla sino es invitada. Unos duermen y él sencillamente permanece despierto para ver las cosas que otros se perderán. Sueños de cómodas almohadas de plumas y colchas aterciopeladas llevándote artificialmente al seno de los recuerdos de tu infancia.

Salta la pista y la coge al vuelo para que no escape a ninguna parte. Le han estado buscando por todos los rincones perdidos que solo las ratas estarían dispuestas a colonizar… Nadie te encontraba porque directamente no preguntaban donde estabas.

Los ojos siguen estando en la cara pero ahora solo sirven de fachada. Se han olvidado de sus funciones camuflados tras tanta información irrelevante que el instinto ha sido cambiado por la subscripción a un canal de noticias. La gente masca sus platos sentados en sus sillones sin que nada de lo que allí aparezca pueda importarles en absoluto.

Despiertan las leyendas de sus tumbas ensangrentadas. Esta noche se levantaran tantos héroes como villanos para acabar en una guerra de lunáticos. Las palabras hierven en furia colérica y solo los mejores músicos saben tocar esas notas tan agudas. Los gatos ven el espectáculo desde sus balcones al vacío. Maúllan rajando el cielo con sus lastimeras llamadas en busca del amor despechado y celoso.

Caen las estrellas desde el horizonte marcando el firmamento con líneas de trazas que no hacen esperar un buen amanecer. El destino parece calcinado la niebla permita que podamos visualizarlo. De todas formas abre el paquete con la ilusión de un niño pequeño el día de navidad. La sonrisa permanece mientras su vida se va a la basura con el ruido de las esperanzas rompiéndose como cristales.

El demonio toca otra canción con su guitarra nefasta y los espíritus van a ocupar sus lugares, el día florece al fondo por el este y mientras el circo continúa su deambular siguiendo el rastro de la luna que dibuja una parábola descendente al mundo de los infiernos.

Cuando el primer madrugador despierte, será demasiado tarde para entrar en la cama… las sirenas llaman desde la profundidad del océano para que las musas de plástico que maquillan sus existencias con polvos insustanciales acaben desapareciendo bajo el justo algodón de la realidad del mañana.

Las monedas ruedan por la superficie de la barra para pagar las consumiciones, las historias llegan para acompañar la solitaria existencia del que duerme sin cerrar los ojos. Susurran desde el vientre de la noche de los tiempos los sucesos que ocurrieron cuando nadie podía contemplarlos. Lo hacen bajito para que nadie pueda escucharlas, por desgracia cuando las brujas salen todo queda en el más completo y concentrado silencio. Sólo suena el tiempo narrando los sucesos que han pasado y están por venir en una gramola infinita que gira en un ciclo de espirales recurrentes.

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