07 mayo 2009

El demonio de la sonrisa.


El mundo se partió dos en una carcajada que parecía la garganta seca de la tierra. La lava se esparció sobre el suelo a borbotones humeantes que corroían la tierra que reposaba debajo… El sitio donde se abrió el huevo se convirtió en un colador demasiado profundo para oír una china chocar contra el fondo…

En cambio con un puñado de gravilla conseguías una armonía hechizante de campanillas rocosas.

Él nació allí y nadie recuerda cuando. Su figura se dibujo delante de su presencia y mis ojos tardaron en atravesar ese velo hasta llegar a los suyos. Lo primero que hizo fue lanzarme una sonrisa que corto mi cabeza del tronco… seca y silenciosa atravesó el espacio que había entre nosotros como un boomerang afilado que retorno como por arte de magia a su cara de donde había salido.

Mi sangre lo salpicaba todo como un aspersor pulsante… ahora si… ahora no… unas cuantas gotas corrían sobre mis ojos abiertos de par en par mientras que mi cerebro comenzaba a apagarse con el recuerdo de sus pasos acercándose.

Plof… ploff… plofff…

Desperté con una cremallera que remendaba su acción. Un café negro como un abismo despedía un aroma amargo como el chocolate negro pero con un toque a canela y vainilla. El aroma despejo la resaca mohosa de mi cabeza e inspirando fuerte casi consigo perder de nuevo la cabeza.

* Tranquilo… no te muevas tan rápido. Hasta que la cremallera no suelde la carne no deberías hacer demasiados gestos bruscos. Bastante me ha costado encontrar algo del perímetro de tu cuello.

- Muchas gracias… pero compraderas que aun tengo la cabeza girando alrededor de mi culo. Aunque se agradece el consejo. Antes nadie me había cercenado la cabeza con una sonrisa.

* De nada hombre. Yo es que soy de los que disparo antes de hablar… y te ví tirando gravilla a la cueva... No creo que los que vivan abajo les guste que un estupido les abra la cabeza con una piedra más grande.

- Pues la verdad es que tienes razón… pero tenía curiosidad… y ya sabes lo que dicen de los gatos. Ahora al menos lo puedo corroborar. Por cierto… ¿Cuántas vidas me quedan?

* Según el informe del atestado te he calculado que te quedan 3.5. Así que tendrás que empezar a tener menos curiosidad y andarte con cuidado.

- Menuda metedura de pata. Debe de ser que un par de golpes no los había contado. Tarde poco en levantar y la verdad es que nunca antes había perdido la cabeza de esa forma.

* No te preocupes, tan sólo fue suerte. Anoche soñé que lo hacia y no pude evitarlo. Por quitarte una vida me veo obligado a recompensarte de una manera.

- Si quieres puedes redondearme esa media que me queda.

* Jejeje de eso se encarga otro departamento. Si quieres pon una queja en el libro de reclamaciones.

- Entonces quiero tu sonrisa

El silencio lo inundo todo con una bruma densa como la niebla de los inviernos en la mar. Un calor tipo sauna comenzó a rezumar de los agujeros y todo se volvió vaporoso y flamígero. Cuando quise darme cuenta mi cuerpo ardía en llamas que alcanzaban las ramas de los árboles.

Tras unos momentos el bosque entero se calcinó y solo quedo desierto… árido y yermo… ningún agujero… y ningún recuerdo. Solo yo y el desierto.

Extrañado y con la boca reseca busque desesperado algo de agua en el formato que fuese… corrí en busca de ella pero no la encontraba rastro alguno. Desquiciado por la inmensa planicie devastada me arrodille en el suelo y chille al cielo.

Una nube negra se formo sobre mi cabeza y rajándose con un rayo me arroyo con una lluvia torrencial que cayó cuesta abajo por mi gaznate abierto de par en par. Cuando me hube saciado la nube se difumino desapareciendo entre hilos de humo.

Aun calado de agua a duras penas conseguí sentarme sobre el barro. Me rebusque entre los bolsillo para buscar un cigarrillo y no encontré nada mas que un paquete mojado y una nota a punto de desintegrarse.

En ella figuraba mi nombre en un contrato firmado por el mismo Diablo. El abajo firmante a cambio de media vida por adelantado me proporcionaba una sonrisa perenne que me otorgaba el poder de atar almas a un cinturón tatuado en mi tobillo.

El sistema era sencillo y las primas de recompensa se premiaban con grandes poderes. Con una participación mas o menos activa en el negocio conseguiría una plaza VIP en el infierno donde disfrutaría de una eternidad de placer en el momento que desease dejar el servicio activo.

Doble la hoja con cuidado y la seque con las dos palmas de las manos juntas. La introduje en mi monedero y chasquee los dedos para volver a una gran ciudad. El sol brillaba en lo alto del cielo sospechando de mis pasos… Pero mi sonrisa perfecta le parecía demasiado buena para tener malas intenciones. La verdad es que era un uniforme de trabajo excelente. Un disfraz discreto que me hacia parecer amable en todos los sentidos.

Unas maneras cordiales adornaban la tarta y caminando fui descartando las victimas como naipes de una baraja usada… tu no me vales…

Tu tampoco… tu… jajaja… si siquiera te mereces que te preste atención. Descarte un par de niños que me parecían demasiado buenos para realizar mis ocultas intenciones y al final de una de las calles principales le encontré a él.

Era un hombre trajeado y bien cuidado… Tenía una sonrisa moderadamente agradable y un brillo profundo en el fondo de sus ojos como si fuera un agujero negro que se lo tragaba todo.

Me acerque y le salude… Un que te sucede gilipollas! nació de su boca para estrellarse contra mi sonrisa. El escudo funcionó y su insulto se derritió para resbalar por mi cuerpo hasta el suelo.

Nada… afloró de mi boca como un suspiro de resignación…

Me han dado estos billetes morados en el banco y no se para que sirven. Mi padre me dijo que los llevase a casa, pero me parece que me han engañado.

El hombre se sorprendió y pregunto extrañado… puedo verlos?

Si claro… mostrándoselos se los ofrecí con la mano.

Los agarro en un puñado y mascullo… son falsos… No valen nada.

Una sonrisa invertida mostró mi tristeza y el sonrió en sus adentros con sus llamitas oculares brillando como estrellas polares. Me pregunto si podía quedárselos.

Y a punto de llorar le dije que si.

Me pido que sonriese… y lo hice arrancándole el alma de cuajo… de una forma tan dulce como el que quita las pegatinas de la cerveza… tan suave que ni lo noto. Guardo los billetes en su cartera y prometió llevarlos a la policía para iniciar la investigación.

Sonreí de nuevo alegrado y le robe los billetes que yo mismo le había entregado.

Me fui silbando y el directo al infierno. La vida no es justa… pero al menos se como ganarme la vida con una sonrisa y buenas palabras.

No necesito un libro… porque escribo mi historia con los pies… y en mis 7 años en el negocio he recopilado tantas almas que tengo un asiento al lado del Diablo. Me ha dicho que cuando quiera ceder el puesto… me quedan 2 vidas antes de querer ir a casa.

Le he dicho que el trabajo me gusta… y que voy a por su record. Ahora me encargo de los beatos sin cultura. Son más fáciles de engañar. Porque solo tienes que pedir a un sombra que hable en vez de Dios… Susurran a los oídos hasta que se encuentran con una sonrisa confortable.

Se tumban en ella y reconocen sus pecados. Soy un verdadero hijo de Satán, porque me sonrío mientras ellos sufren en una vida dura y agónica a su parecer… y puede que arda en el averno. Pero tengo una parrilla y muchos kilos de sal… sus almas saben genial cuando el chile se mezcla con la barbacoa y las chispas de las ascuas pican hasta infierno.

A veces escribo y otras no… pero el corazón no sabe pensar y ya ni siquiera tengo… Por las noches todos los corazones se engañan fácilmente si se sabe sonreír mientras se mueve la cola.

4 comentarios:

  1. el regreso de kramen? el que nunca se fue.
    Entiendo que es irresistible escribir en este blog. No te vuelvo a decir "bienvenido" porque siempre lo fuiste.

    Todavia no leí tu entrada. La guardo para mañana. saludos

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  2. Si es una historia larga... por la mañana entrara mas suave al contacto del sol. Ya sabes que siempre me he ido y he estado aqui mismo. Un gato nunca sabes donde esta hasta que suena el cascabel.

    Que pases una buena noche... Un abrazo

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  3. Pregunta: Ya escribiste tu primer libro de cuentos, o tu primera novela? porque con lo bien que escribes vas a llegar muy lejos. Yo seria la primera en comprarlo. Tengo edad para ser tu madre, pero si tuviera tres decadas menos, te iba a buscar a esa ciudad en donde vives tomando cafe y urgando en esos caminos tan tuyos. Y estoy tratando de no caerte tan mal. Me perdonas?

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  4. Por supuesto que si... como te dije... no guardo rencor a nadie y prefiero ser sincero a guardar silencio.

    Todo olvidado de veras... y si tengo una novela que reeditare antes de que salga al mercado... y otras 3 a punto de terminarse... pero todo lleva su tiempo y el tiempo es el que dicta las palabras cuando estas se colocan en la cabeza.

    La edad solo es una cifra... lo importante radica en la existencia y poder asimiliar la informacion que cae del cielo como lluvia de verano.

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